Los trastornos de la conducta alimentaria, como la anorexia nerviosa, son enfermedades mentales que cursan con complicaciones médicas, psiquiátricas y familiares. En este caso en concreto, existe una percepción distorsionada del peso. “Quienes padecen estos trastornos tienen en común la dificultad para aceptarse a sí mismos y alcanzar su maduración y pleno desarrollo. La insatisfacción corporal que les caracteriza es muestra de una profunda descalificación personal, así como el temor a perder el control (sobre la alimentación y de sus vidas), y el rechazo o la vergüenza de aceptar su problema”, declara Loreto Montero Soto, psicóloga sanitaria y especialista en trastornos de la conducta alimentaria en el Instituto Psicológico Cláritas.
Según Montero, “los datos epidemiológicos relativos a los trastornos del comportamiento alimentario venían indicando unas prevalencias de entre el 1 y el 10%, encontrándose entre las 10 causas más frecuentes de incapacidad entre mujeres y presentando el índice de mortalidad más alto de todos los trastornos mentales”. “Estudios recientes muestran una incidencia creciente, con un aumento preocupante en menores de 12 años durante la última década. Se estima que el 70% de los adolescentes no se siente a gusto con su cuerpo, y 6 de cada 10 chicas creen que serían más felices si estuvieran más delgadas”, explica la experta.
Con datos recogidos de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMGF), Montero incide que: “Ni la edad ni el sexo constituyen una barrera para la aparición de los trastornos de la alimentación, aunque las mujeres adolescentes son el sector de mayor influencia con una edad de media de 14 años”. “Desde la infancia hasta la vejez, la relación con la comida puede ser expresión de un malestar interno o con el ambiente”, refiere la profesional.
La pubertad es etapa de cambios de tipo biológico, psicológico y social. “La aparente irreversibilidad de estos cambios, las vías de presión social y la incorporación de la adolescente al circuito de producción y consumo de ocio, son los primeros problemas que refieren las pacientes en consulta”, asegura la psicóloga. Montero comparte tres aspectos clave en las pacientes con anorexia nerviosa: anticipan los cambios y se preparan para ellos de forma inadecuada; afrontan las situaciones con escasos recursos, habitualmente: trabajan más, comen menos y practican ejercicio y presentan una incapacidad significativa para afrontar las situaciones de estrés.
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