Acusan al tirador de Laguna Woods, David Chou, de 68 años, de un cargo de homicidio y otros cinco cargos de intento de asesinato. El domingo, el sujeto intentó llevar a cabo una matanza de taiwaneses en una iglesia presbiteriana de la comunidad. Su objetivo fue frustrado por un médico, quien intentó desarmarlo, lo que permitió a los presentes en el templo doblegar al agresor. Todd Spitzer, el encargado de la acusación, ha explicado esta mañana que Chou de ser encontrado culpable enfrentará a la pena de muerte.
Chou afrontará también en la corte cuatro cargos por posesión de explosivos. El agresor, un guardia de seguridad de casinos que viajó más de 400 kilómetros desde Las Vegas para perpetrar su crimen, entró al templo con dos pistolas nueve milímetros, municiones extras y cuatro bombas molotov. En el lugar se desarrollaba un banquete en honor de un pastor que había vuelto a la congregación después de un viaje por Taiwán. Chou encadenó por dentro las puertas del salón de eventos para asegurarse de que ninguna víctima, personas entre los 60 y 80 años de edad, pudiera escapar. Por esto, el fiscal ha añadido una agravante reservada a los asesinos que esperan hasta tener una posición de ventaja sobre sus víctimas antes de atacar.
Una patrulla vigila la Iglesia Geneva, donde se registró un tiroteo que tenía como objetivo matar taiwaneses.DAVID SWANSON (REUTERS)
Spitzer ha informado que nuevos cargos pueden presentarse contra Chou en las próximas semanas. El FBI, la agencia de investigación federal, está llevando a cabo una investigación sobre el motivo del tiroteo. Las autoridades aseguraron el lunes que habían hallado evidencia que podría probar en un juicio que la matanza fue originada por motivos de odio a los taiwaneses. El sheriff del condado de Orange, indicó que en el coche usado por el sospechoso, nacido en China pero con la ciudadanía estadounidense, había una serie de notas políticas que criticaban a los taiwaneses y su posición independiente de Pekín. Los delitos de odio pueden sumar más años de prisión para Chou, quien no tiene derecho a fianza por las circunstancias especiales de su caso.
La prensa estadounidense ha dibujado a Chou como un hombre al límite. El sospechoso nació en Taiwán, pero se consideraba a sí mismo chino. Esta información ha sido corroborada por la oficina económica y cultural de Taipei en Los Ángeles. El ahora acusado de homicidio trabajaba como periodista en China. Después de migrar a Estados Unidos ingresó a los Marines.
Balmore Orellana rentaba un apartamento a Chou en un pequeño edificio que este tenía en Las Vegas. El vecino asegura que Chou era un casero comprensivo. En los cinco años que vivió ahí nunca le subió la renta. Durante la pandemia, incluso le ofreció suspender momentáneamente el arrendamiento si las cosas se ponían difíciles. En ocasiones le regalaba fruta y verduras a los inquilinos.
Después de la partida de su exmujer, Chou puso en venta el edificio con varios apartamentos. Los nuevos dueños subieron la renta de su propia casa. El hombre no pudo costearla. Chou pidió ayuda económica al Gobierno, pero esta le fue denegada. En febrero fue desalojado de su casa. Buscó que varias iglesias de la ciudad le dieran techo, pero fue rechazado de varias. Orellana contó que todo esto aumentó la rabia y amargura dentro de su excasero, quien consideraba esto un trato injusto para un hombre de la tercera edad. “Era un sin techo más. Me dijo que su vida no le importaba ya”, dijo Orellana, subrayando que la salud mental de Chou se había desgastado en los últimos años. Esa frustración se descargó el domingo a mediodía en una pacífica iglesia a más de cuatro horas de Las Vegas.
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