Dieciocho nuevos miembros se unen al Salón.

El emocionante evento del Salón de la Fama del fútbol, celebrado en Pachuca, Hidalgo, ha dejado huella en la memoria de aficionados y leyendas del deporte. En su ceremonia número 13, recibieron el reconocimiento íconos como Diego Forlán, Iker Casillas, René Higuita y Dunga, cada uno compartiendo emociones, recuerdos y agradecimientos que resonaron en la fría noche hidalguense.

El primero en recibir el honor fue Dunga, el emblemático capitán de la selección brasileña que alzó la Copa del Mundo en 1994. En un conmovedor discurso, expresó su admiración hacia el pueblo mexicano, prometiendo ser un ferviente seguidor de la selección en el Mundial de 2026. Dunga no solo agradeció el galardón, sino que también reconoció que su trayectoria fue inspirada por las leyendas que lo precedieron, en especial por la figura de Iker Casillas.

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Casillas, quien fue ovacionado por el público, reflexionó sobre su propia carrera y recordó cómo Dunga lo motivó a alcanzar el éxito. El arquero español, ganador de múltiples títulos con el Real Madrid y campeón mundial en 2010, abrió su corazón al compartir su conexión con México y su gratitud hacia los fans.

Otro destacado homenaje fue para René Higuita, el innovador arquero colombiano conocido por su estilo arriesgado. Con una mezcla de nervios y orgullo, Higuita recordó sus vivencias en la Liga MX y las contribuciones que hizo al fútbol, incluyendo anécdotas sobre su paso por Veracruz. Su discurso sirvió para recordar que el fútbol trasciende fronteras y sigue uniendo a las naciones.

El evento no solo fue una celebración de éxitos, sino también de historias personales. Ignacio Ambriz, otro de los homenajeados, conmovió a los presentes al evocar momentos de su infancia y el apoyo de su madre. Su sinceridad tocó las fibras del público, haciendo énfasis en la importancia de la familia y los valores que el deporte puede transmitir.

Guadalupe Tovar, pionera del fútbol femenino, y Luis Flores también compartieron relatos emotivos, llevando a muchos a las lágrimas. Tovar, en especial, recibió una ovación que reflejó el respeto y reconocimiento que se ha ganado, mientras Flores reiteró su orgullo hacia su legado familiar y la influencia que su padre tuvo en su carrera.

La noche fue un recordatorio del impacto y la riqueza del fútbol, no solo como deporte, sino como instrumento de unión y inspiración. Estos legados, inmortalizados en el Salón de la Fama, continúan resonando en las futuras generaciones. En 2025, Pachuca fue testigo de un momento de celebración y reconocimiento a aquellos que han dejado una huella imborrable en el panorama futbolístico.

Los eventos del Salón de la Fama no solo honran a los ídolos, sino que también sellan una conexión emocional con sus seguidores, reafirmando que, a pesar de los desafíos, el espíritu del fútbol vive en cada historia compartida y cada corazón que late con pasión por el deporte.

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