El inversor Todd Boehly explicaba hace algunos años, de la forma más sencilla, cómo ha creado un imperio mediante su fondo de inversiones, Eldrige Industries. “La mayoría de las cosas son cajas donde pones cosas. No es la caja en sí lo que es bueno o malo, sino lo que hay dentro de estas”, dijo en 2019 a The Wall Street Journal. El empresario estadounidense se acaba de hacer con una caja nueva, el Chelsea, el orgullo de Stamford Bridge y emblema de la Premier. Boehly lo ha adquirido, junto a un consorcio, por 5.200 millones de dólares de manos de Roman Abramóvich, el oligarca ruso que se vio obligado a deshacerse del club por las sanciones impuestas al círculo cercano de Vladímir Putin por la guerra de Ucrania.
Siguiendo con el ejemplo de las cajas, Boehly, de 46 años, ha generado con Eldrige un recipiente que contiene un inmenso y diverso portafolio de inversiones. “Nuestra visión es muy simple: invertimos en lo que la gente necesita y lo que la gente quiere”, explica el empresario en un video a forma de presentación. La firma posee 80 empresas: de seguros, servicios financieros, hoteles como The Beverly Hilton y el Waldorf Astoria de Beverly Hills; bienes raíces, el festival cultural SXSW (South by Southwest), la productora de cine independiente A24, las revistas especializadas The Hollywood Reporter, Rolling Stone y Billboard. El fondo también compró a finales del año pasado por 500 millones de dólares, junto a Sony, el catálogo musical de Bruce Springsteen y The Killers. En su más reciente compra se ha puesto como objetivo hacerse con la Hollywood Foreign Press Association, la atribulada organización que celebra los Globos de Oro.
El Chelsea, un club con 117 años de historia, se suma ahora a otra gema cerúlea propiedad de Eldrige, los Dodgers de Los Ángeles. El equipo de béisbol, uno de los más importantes en Estados Unidos, fue comprado en 2012 por 2.000 millones de dólares. Desde entonces, el equipo ha florecido en manos del empresario, quien personalmente posee el 20% (el fondo es propiedad de otro 7%). Los Dodgers han llegado a tres finales de la liga en las últimas cinco temporadas. Conquistaron en 2020 su séptimo campeonato, el primero desde 1981. En 2022, el grupo maneja la nómina más abultada de la MLB, 263 millones de dólares.
La operación se cerrará a finales de este mes una vez que el consorcio liderado por Boehly y respaldado por el magnate suizo Hansjorg Wyss, el copropietario de los Dogers, Mark Walter y el desarrollador Jonathan Goldstein (fanático del Tottenham), reciba el visto bueno de los reguladores británicos. Esto convertirá la compra de los blue en la mayor transacción de un equipo profesional, superando la adquisición el multimillonario inversionista Steven Cohen de los Mets de Nueva York, en 2020, de acuerdo a la firma de análisis Dealogic.

El aterrizaje de Boehly en Stamford Bridge refuerza la presencia de los estadounidenses en la Premier League. Ocho equipos ya son controlados por empresas americanas, entre los que destacan el Manchester United de la familia Glazer, el Arsenal de Stan Kroenke y el Liverpool de Fenway Sports Group (propietarios de los Red Sox de Boston).
El inversionista estudió en la London School of Economics y trabajó brevemente en Citibank antes de iniciar su carrera como banquero en Credit Suisse a mediados de los noventa. Quienes lo conocen afirman que Boehly imprime en sus equipos un cuidadoso análisis basado en datos y estadísticas, una estrategia popularizada en la liga profesional del béisbol y llevada al cine en la película Moneyball, protagonizada por Brad Pitt. Es una apuesta por perfiles fríamente seleccionados que sustituyen a los grandes fichajes.
“El fútbol es el deporte más grande del mundo”, dijo el empresario a Bloomberg en 2019. “Es el mejor producto del mundo. Son 90 minutos, un gran tiempo de duración. Y la pasión de los fanáticos simplemente no tiene comparación en ningún otro deporte”, añadió.
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En aquel año, Boehly hizo a Abramóvich una oferta por el Chelsea por 2.200 millones de libras. Su argumento era que quería ganar y formar parte de la comunidad. El ruso, quien llevó al club londinense a ganar todos los trofeos en 19 años, desestimó entonces la oferta. La ofensiva de Putin sobre Ucrania evitó que la negativa se repitiera nuevamente. Parte de la operación contempla que el estadounidense lleve adelante la reforma de Stamford Bridge, un estadio que pasaría de albergar 42.000 fanáticos a 62.500, según los planes trazados por el oligarca.
Boehly y su socio, Mark Walter, han reforzado su posición en los deportes en los últimos años. En junio del año pasado compraron el 27% de los Lakers, un porcentaje puesto en venta por el polémico empresario conservador Phil Anschutz. La familia Buss, sin embargo, sigue controlando la mayoría del equipo comandado por Lebron James y Anthony Davis. También es propietario del equipo femenil de baloncesto de la ciudad, las Sparks, quienes han logrado un título, en 2016, desde que fueron compradas por Eldridge, dos años antes. “Es intelectualmente estimulante porque en el deporte no hay garantía de nada”, afirmó el magnate a Yahoo Finance sobre sus inversiones deportivas.
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