“Pablo Iglesias es el mal”. Ya teníamos en liza al comunismo y al fascismo, y ahora hemos dado un paso más: por la campaña madrileña también ronda el mal absoluto, encarnado en la figura del candidato de Unidas Podemos. Lo dijo Isabel Díaz Ayuso este viernes en Antena 3 y no retrocedió siquiera ante la perplejidad de la periodista Susanna Griso, quien objetó: “Pero eso es tanto como decir que es el demonio…”. La presidenta y candidata del PP se reafirmó. La víspera ya había dicho que Iglesias “nació del mal para hacer el mal”. Y este viernes subió otro peldaño, ya sin ningún matiz: es el mal mismo.
En esta campaña devenida en la madre de todos los excesos, las comisarías y los juzgados se han convertido en un escenario casi tan habitual como los mítines y los platós. Iglesias volvió a la oficina de la Policía en el Congreso de los Diputados para presentar una nueva denuncia por amenazas, esta vez contra los responsables de un chat en el que participan miles de policías y en el que circulan mensajes que lo tachan de “escoria”, “rata” o “basura”. El candidato de Unidas Podemos había comenzado su primer mitin del día replicando a Ayuso: “Dice que soy el mal. No voy a entrar en descalificaciones, pero es irresponsable decir eso en este contexto de amenazas”.
Junto a los consabidos “fascismo”, “comunismo” y “libertad”, otra de las palabras más repetidas de la campaña es “odio”. No hay apenas intervención de un candidato de la izquierda que no alerte contra los “discursos del odio”, atribuidos a Vox, pero de los que se hace responsable también al PP. “Es este facherío venido arriba”, según lo definió la ministra de Igualdad, Irene Montero. Frente a eso, Unidas Podemos y socialistas responden casi como un eco. “¡No nos van a amedrentar!”, gritó Iglesias en Usera, un barrio de clase trabajadora. “¡No nos van a intimidar!”, coincidía, casi a la misma hora, el número tres del PSOE, José Luis Ábalos, en un acto de apoyo a su candidato, Ángel Gabilondo.
La batalla contra Vox tenía también un flanco judicial, y de este ha salido indemne el partido de Santiago Abascal. Un juzgado de Madrid no encontró motivos suficientes para imputar delito de odio a la formación de extrema derecha por su campaña en la que, con datos falsos e inspiración en la propaganda nazi de los años treinta, carga contra la acogida a niños inmigrantes, presentados como delincuentes. Iglesias descalificó la decisión judicial. Gabilondo, que ha vuelto a un tono más sosegado, opinó que, aunque la campaña de Vox no constituya delito, “es poco respetable”. Mónica García, de Más Madrid, también separó la decisión judicial de la condena política: “Los discursos del odio y la intolerancia son un problema para la sociedad, independientemente de que lo avale un juez”. Y quien señala a “niños y niñas que no están acompañados, no merece estar en las instituciones”, concluyó García.
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