Quince años después, y visto que el problema más urgente no es un virus de la gripe, sino un coronavirus, la iniciativa se ha extendido para facilitar que los científicos compartan sus secuencias del SARS-CoV-2 y sus variantes en el dominio público. Los genomas son textos (gatacca…), y su valor es a menudo tan alto como el de un documento secreto, que no es más que otro texto (el espía es…). Unas pocas letras cambiadas en el genoma pueden convertir un virus gestionable en un leviatán, como quedó patente en la década pasada cuando un laboratorio holandés y otro estadounidense hallaron las cinco ‘letras’ clave que otorgaban al H5N1 una alta capacidad de propagación entre personas.
Unas pocas letras cambiadas en el genoma pueden convertir un virus gestionable en un leviatán
Aquel asunto alertó a la Casa Blanca y a muchos otros gobiernos. ¿Debían publicarse aquellas cinco letras? ¿No era eso dar pistas a los bioterroristas y otros golfos apandadores? Vale, respondieron los científicos, ¿y cómo podemos estar preparados contra las variantes naturales si no descubrimos y comunicamos a nuestros colegas cuáles son las más peligrosas? Ese virus nos viene de las aves, silvestres o de granja, y una mutación amenazadora puede aparecer en cualquier lugar del mundo. Si los científicos de allí no saben lo que buscan es imposible que lo encuentren. A diferencia de la seguridad nacional, la ciencia es un empeño internacional o no es.
El éxito de GISAID ha dejado pasmadas a las demás bases públicas de genomas del coronavirus. Su plataforma ha atesorado en poco más de un año 1,2 millones de secuencias del SARS-CoV-2 depositadas por científicos de 172 países. Ese tesoro de información no pertenece a nadie, sino que es una obra común de las gentes de bata blanca repartidas por el planeta, que han estado trabajando duro para detectarlas y leerlas. La genómica es el microscopio de mayor precisión que tenemos al alcance para esta crisis. Te permite saber de dónde viene una variante, cómo se propaga por el mundo y de qué forma las medidas restrictivas y las campañas de vacunación están frenando el banquetazo que se está dando el virus. Nada de esto existiría sin cooperación entre los científicos del mundo.
La nota precedente contiene información del siguiente origen y de nuestra área de redacción.