El movimiento político del opositor ruso Alexéi Navalni cierra sus más de 40 oficinas en Rusia. La red, acusada de “organización extremista” y que ha congelado sus actividades por mandato de la fiscalía rusa, ha tenido que disolverse forzada por la represión cada vez mayor de las autoridades a cualquier entidad vinculada al opositor y a sus aliados, que con su líder encarcelado busca opciones para mantener a flote el movimiento. Navalni, con aspecto demacrado en su primera comparecencia pública tras su huelga de hambre de 24 días para exigir un tratamiento médico adecuado, ha cargado este jueves contra el presidente ruso, Vladímir Putin, al que ha denominado “rey ladrón desnudo”. Desde prisión y por videoconferencia ante el tribunal que le juzgaba por un caso de difamación, el opositor ha lanzado un enérgico alegato y ha acusado al Gobierno de querer convertir a los ciudadanos rusos en “esclavos”.
Durante la campaña como aspirante a candidato presidencial en elecciones de 2018 –en las que fue finalmente vetado- Navalni había logrado crear una activa red política en numerosas provincias rusas, desde Vladivostok a Kaliningrado. El opositor nunca logró registrar un partido político, pero con los mimbres que forjó con su Fundación Anticorrupción (FBK), creada en 2011, y la fama de investigaciones sobre la élite política y económica rusa –como la información sobre el patrimonio del entonces primer ministro, Dmitri Medvédev, que creó un gran escándalo en 2017-, sí tejió una malla de oficinas y delegaciones, inédita en la ‘democracia controlada’ rusa y muy activa en la política local, que ahora se ha visto abocada al cierre, acorralada por la justicia.
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