Las conversaciones nucleares de Viena han exacerbado la lucha de poder que caracteriza la política en Irán. Mientras los sectores más inmovilistas del régimen entonan el “no nos moverán”, desde los más pragmáticos se agita el daño de las sanciones en busca de un consenso que permita solucionar el problema. De las tensiones que sienten los negociadores da cuenta la carta que el ministro de Exteriores, Mohammad Javad Zarif, ha escrito al líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, pidiéndole apoyo. También, la filtración de una entrevista en la que Zarif confiesa su impotencia ante la preeminencia de la Guardia Revolucionaria sobre el Gobierno.
“En la República Islámica mandan los militares”, afirma Zarif en una grabación que no estaba destinada a publicarse y en la que también asegura que la Guardia Revolucionaria anula a menudo decisiones del Gobierno e ignora sus consejos. El ministro dice que el general Qasem Soleimani, el jefe de la fuerza expedicionaria de la Guardia asesinado por EE UU en enero de 2020, socavó su trabajo en muchas ocasiones, aunque también expresa admiración hacia él.
No hay grandes novedades en el contenido del material filtrado, parte de siete horas de conversación con el economista Saeed Leylaz para un proyecto de historia oral sobre la presidencia de Hasan Rohaní, en el que participan todos los ministros. Cualquier observador sabe que la Guardia Revolucionaria es el poder que sustenta la teocracia iraní. Ha sorprendido, sin embargo, la franqueza de Zarif y, sobre todo, el momento de la difusión: en medio de una batalla interna sobre la conveniencia de sellar un nuevo acuerdo con Occidente para reactivar el pacto nuclear de 2015, y con las elecciones presidenciales a mediados de junio.
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