En diversas partes del mundo, grupos delictivos han conseguido controlar distintas zonas, en lo que se denomina como bastiones. En estos territorios, imponen su ley y cobran impuestos a comerciantes y residentes. Además, cada vez es más frecuente que estos grupos se enfrenten entre sí por el control de nuevas zonas que les permitan aumentar su influencia.
En México, por ejemplo, algunas regiones son disputadas por cárteles de droga como el Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa. En Centroamérica, pandillas como la Mara Salvatrucha en El Salvador, Guatemala y Honduras han conseguido controlar barrios enteros, mientras que en Brasil, las facciones delictivas como el Primer Comando de la Capital controlan zonas de las grandes urbes.
En paralelo, en Asia, grupos yihadistas como el Estado Islámico han controlado territorios en Iraq y Siria, que les permitió aumentar su poder y recaudar millones en impuestos y extorsiones. En África, grupos como Boko Haram en Nigeria o Al Shabaab en Somalia también controlan varios territorios, donde imponen su ley y cobran impuestos a la población.
La situación es alarmante, ya que estos grupos no sólo son una amenaza para la régimen democrático y la seguridad de los ciudadanos, sino que también pueden ser una fuente de financiación para otros grupos terroristas y organizaciones criminales internacionales.
Es importante que los gobiernos cuenten con una estrategia clara para recuperar estos territorios y garantizar la seguridad de sus ciudadanos. Además de una mayor cooperación internacional para combatir estos grupos y evitar la propagación de su influencia a otras regiones del mundo.
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