La imagen del cartero en bicicleta —la modalidad de reparto libre de emisiones por excelencia— con las alforjas repletas se repite a diario en cualquier barrio de Países Bajos. Sin embargo, el confinamiento forzado por la pandemia y las compras por internet han aumentado la circulación urbana de furgonetas y camiones de reparto, que sí son contaminantes. La presencia de este tipo de servicios tal vez se mantenga, aunque lo hará con un cambio sustancial: a partir del año 2025, los Ayuntamientos podrán designar zonas en las que la entrega de mercancías se hará mediante vehículos que no quemen gasolina ni diésel; es decir, solo para bicicletas y eléctricos.
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El acuerdo nacional del clima, sellado en 2019 por el Gobierno holandés, indicaba que entre 30 y 40 grandes ciudades podrían favorecer así la transición con destino a una logística sostenible. Ámsterdam lleva ya la delantera: tiene zonas libres de humo con las que espera reducir la contaminación generada por el tráfico, que acorta en 13 meses la vida de sus habitantes y los del resto de las grandes urbes —según el Instituto para la Salud y el Entorno del país (RIVM son sus siglas)—. El Ayuntamiento desea ampliar el modelo a toda la ciudad para 2030.
Hasta los años cincuenta, las bicicletas de carga, que son en realidad triciclos con un cajón grande entre el manillar y las dos ruedas delanteras, eran usadas por los pequeños comerciantes holandeses. Servían para repartir, entre otros productos, leche, queso o pan a domicilio, y también las tenían el servicio postal y el municipal de limpieza. Hoy son más populares para llevar a los niños, pero las firmas de paquetería han sido las primeras en adaptarse al futuro paisaje urbano y ya circulan de nuevo por algunas calles. Sin embargo, la carga más pesada necesita de camionetas y camiones que han ido llenando el centro a diversas horas.
El servicio de información del Gobierno indica que una cuarta parte de las emisiones de CO₂ registradas en Países Bajos provienen del tráfico rodado y que en muchos distritos “la circulación es la principal fuente de contaminación del aire respirado por la gente”. Como el Ejecutivo quiere rebajar en un 49% este tipo de emisiones para 2030, la transición del motor de combustión al eléctrico se ha planteado como una tarea conjunta entre municipios, pequeños y grandes empresarios, y, a la postre, particulares.
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