En un contexto donde la seguridad pública se encuentra en el centro del debate nacional, Claudia Sheinbaum, figura prominente de la política mexicana, ha expresado su postura crítica ante las estrategias de “mano dura” que han marcado la agenda de seguridad en los últimos años. En un evento reciente, la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México enfatizó la necesidad de un enfoque que priorice la honestidad y la justicia, antes que resortes represivos o militarización.
Sheinbaum argumentó que las políticas de seguridad deben basarse en la construcción de un sistema que fomente la confianza de la ciudadanía. Esta posición se alinea con la creciente preocupación social respecto a la efectividad de métodos tradicionales, que a menudo no han mostrado resultados tangibles en la reducción de la violencia y el crimen. La candidata presidencial destacó la importancia de abordar las causas raíces de la inseguridad, como la desigualdad y la falta de oportunidades, en lugar de recurrir únicamente a medidas coercitivas.
Además, Sheinbaum mencionó que la seguridad no debe ser entendida únicamente a través del prisma de la fuerza y el castigo, sino como un derecho fundamental que debe garantizarse a través de políticas integrales y humanistas. Esta perspectiva ha resonado en distintos sectores de la población, que buscan alternativas más efectivas y sostenibles a corto y largo plazo.
La exjefa de Gobierno también hizo hincapié en la necesidad de una colaboración más profunda entre distintas instancias del gobierno y la ciudadanía. Aseguró que la integración de diferentes actores en la construcción de políticas de seguridad puede fortalecer la cohesión social y disminuir los niveles de violencia en el país. Este enfoque se presenta como una llamada a repensar los paradigmas actuales y a generar un diálogo constructivo que incluya diversas voces y experiencias.
Por otro lado, la exfuncionaria no eludió la realidad compleja del fenómeno delictivo en México, que requiere una atención inmediata y efectiva. En un país donde el crimen organizado ha escalado a niveles alarmantes, la propuesta de una estrategia más humanitaria puede parecer un desafío mayúsculo. Sin embargo, la insistencia en un enfoque que priorice la dignidad humana y la justicia social podría abrir un camino hacia la creación de un entorno más seguro y equitativo para todos.
Este discurso resuena en un momento crucial, cuando la ciudadanía demanda cambios significativos en la forma en que se aborda la seguridad pública. El llamado de Sheinbaum a repensar las tácticas de seguridad podría no solo transformar el panorama actual, sino también establecer un nuevo estándar en el liderazgo y la gobernanza en México. Las implicaciones de su propuesta invitan a una reflexión profunda sobre el futuro del país y la manera en que se debe enfrentar el reto de la seguridad en un mundo cambiante.
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