Fitch Ratings ha pronosticado que, en el mediano plazo, los bancos tradicionales en México no enfrentarán una competencia significativa por parte de nuevos actores, particularmente digitales. Alejandro Tapia, director senior de Fitch Ratings, señala que los bancos establecidos han estado invirtiendo en innovación y adaptando sus estrategias comerciales para hacer frente a la llegada de estas nuevas entidades.
A pesar del creciente interés en mejorar la inclusión financiera, Tapia observa que tanto los bancos tradicionales como los nuevos jugadores tienen oportunidades de crecimiento en un mercado poco penetrado. El director resalta que las instituciones bancarias aún pueden expandir su base de clientes existente, lo que sugiere que la competencia no necesariamente implica un debilitamiento de los actores tradicionales.
Desde el ámbito regulatorio, se está observando un aumento en la solicitud de licencias bancarias por parte de nuevos participantes, quienes ven esto como un medio para competir en igualdad de condiciones con los bancos más establecidos. Esta diversidad en el mercado es estimulante, dado el tamaño y la heterogeneidad del país, que permite la entrada de más instituciones financieras.
Recientemente, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) ha otorgado licencias a entidades digitales como Nu, Revolut y Plata, además de que Openbank de Santander y Bineo de Banorte ya han comenzado a operar como bancos. Asimismo, están en evaluación otras siete solicitudes de licencias bancarias.
En un contexto más amplio, Alejandro Tapia menciona que la banca mexicana se encuentra en una posición fuerte a pesar de la incertidumbre global, en particular debido a factores como la guerra comercial y la esperada desaceleración económica. Esta fortaleza ha llevado a Fitch Ratings a mantener una perspectiva estable para el sector bancario.
Si bien se anticipa una desaceleración en la economía mexicana que podría afectar las utilidades y la calidad de los activos de la banca, Tapia subraya que la industria está bien capitalizada y tiene la capacidad de absorber choques económicos. Aunque se prevé una normalización que podría resultar en un cierto deterioro de la rentabilidad y la calidad de los activos, el fortalecimiento de los indicadores financieros sugiere que cualquier impacto negativo será manejable.
La banca mexicana, aunque enfrenta riesgos macroeconómicos, está preparada para adaptarse a las condiciones cambiantes del entorno, lo que representa un punto favorable en un contexto lleno de desafíos.
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