La controversia sobre la agudeza de Biden.

La reciente divulgación de una grabación de audio del expresidente Joe Biden, realizada en 2023, está generando un amplio debate sobre su estado cognitivo durante su mandato. La grabación, que se hizo pública por primera vez el pasado sábado por el medio Axios, revela profundas preocupaciones acerca del deterioro de la memoria del mandatario, que en ese momento tenía 82 años. En la grabación, Biden muestra dificultades para recordar fechas significativas de su vida, como la de la muerte de su hijo y la primera elección de Donald Trump, su sucesor.

Esta revelación coincide estratégicamente con el lanzamiento de un libro de investigación que sostiene que la Casa Blanca intentó ocultar las crecientes debilidades del presidente, un hombre que se mantuvo firme en su candidatura para la reelección a pesar de los cada vez más evidentes signos de declive cognitivo. La Casa Blanca había calificado de “inapropiados” los comentarios del fiscal especial Robert Hur, quien describió a Biden como un “anciano con mala memoria”.

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El análisis de estos eventos sugiere que el desenlace de la presidencia de Biden estuvo marcado por una serie de tropiezos y apagones mentales, lo que terminó afectando su desempeño político. Un debate crucial contra Trump en junio de 2024, que fue ampliamente criticado, ilustró sus evidentes dificultades para articular sus pensamientos, lo que llevó a muchos dentro de su entorno a sugerirle que se retirara de la contienda electoral.

El libro, titulado “Original Sin”, escrito por los periodistas Alex Thompson y Jake Tapper, presenta un retrato inquietante del presidente, quien, según los autores, perdió incluso el reconocimiento de amigos cercanos, como el actor George Clooney, y mostró dificultades extremas al presentarse en público. Las afirmaciones de que la terquedad del presidente y de su círculo cercano fueron factores que contribuyeron a la derrota del Partido Demócrata en las elecciones son particularmente llamativas.

Biden, quien dejó la Casa Blanca hace cuatro meses, ha negado que su salud cognitiva tuviera un impacto significativo en su gestión. El expresidente defendió su rendimiento durante su último semestre de mandato, a pesar de que el debate final contra Trump dejó a muchos de sus seguidores preocupados por su capacidad para conducir el país efectivamente.

A medida que se evalúa este acontecimiento, es evidente que quedan inquietudes sobre el futuro del liderazgo en el país, y cómo la salud mental y física de los líderes políticos puede influir fuertemente en la política contemporánea y en el apoyo del electorado. Sin duda, la atención pública hacia estos asuntos seguirá creciendo en los próximos años.

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