En 1989, México dio su primer paso hacia la era digital al conectarse por primera vez a Internet. Hoy, 35 años después, más de 100 millones de mexicanos, que representan un impresionante 83.1% de la población, están en línea, según datos del Inegi. Este notable crecimiento refleja una transformación integral en la vida diaria, la economía y la educación del país.
La historia de Internet en México comenzó en el ámbito académico, cuando el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) estableció el primer enlace dedicado a la red de la National Science Foundation (NSF) en 1989, a través de la Universidad de Texas en San Antonio. Este hito marcó el inicio de una nueva era de conectividad que rápidamente fue adoptada por otras instituciones de renombre, como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad de Guadalajara.
A medida que los años 90 avanzaban, el acceso a Internet se expandió más allá de las universidades. Compañías como Telmex comenzaron a ofrecer conexiones de marcación directa, que permitieron a los usuarios conectarse a la red a través de líneas telefónicas. Aunque estas conexiones eran limitadas en velocidad, abrieron la puerta a una nueva forma de interacción y acceso a la información en el hogar.
Con el paso del tiempo y la llegada del nuevo milenio, la adopción de la banda ancha transformó radicalmente la conectividad en México, proporcionando velocidades más rápidas y estables. La Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) del Inegi revela que, en 2024, 100.2 millones de mexicanos utilizan Internet, un aumento considerable respecto a los 61.4 millones de 2015, año en que se publicó la encuesta por primera vez.
Sin embargo, a pesar de esta creciente adopción, las brechas en el acceso persisten. En 2024, un 86.9% de la población urbana tiene acceso a Internet, frente a un 68.5% en zonas rurales. Esta disparidad ilustra los desafíos en infraestructura y cobertura que enfrentan las áreas menos desarrolladas. Las comunidades indígenas, en particular, enfrentan obstáculos aún más significativos, como la falta de infraestructura tecnológica adecuada. Estados como Oaxaca, Chiapas y Guerrero muestran los niveles más bajos de acceso a la red, limitando su desarrollo.
El impacto de Internet es especialmente evidente en el ámbito educativo. Desde los primeros enlaces en universidades, la red ha facilitado un acceso más amplio a recursos educativos. La pandemia de Covid-19 aceleró esta transformación, convirtiendo la educación en línea en una necesidad y promoviendo la adopción de tecnologías digitales en la enseñanza.
Asimismo, el comercio electrónico ha experimentado un crecimiento impresionante. En 2024, se estima que el 35.8% de los usuarios de Internet en México realizaron compras en línea, siendo los productos de higiene personal, artículos para el hogar y alimentos los más demandados. Sin embargo, la participación en el comercio electrónico sigue siendo menor en las zonas rurales, donde solo el 19.1% de los usuarios realiza compras en línea, comparado con el 39.2% en áreas urbanas.
México ha recorrido un extenso camino en la adopción de Internet, desde conexiones limitadas en entornos académicos hasta una presencia casi universal en la vida cotidiana. A pesar de estos avances, es vital abordar las brechas que aún persisten para garantizar un acceso inclusivo y equitativo a las oportunidades que ofrece la red de redes.
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