En un evento vibrante celebrado en Plaza Satélite, el mundo de la belleza se entrelazó con un propósito inspirador. Al margen de formalidades rígidas, la ocasión fue un espacio para la conexión, el aprendizaje y la celebración del poder transformador del maquillaje y el cuidado personal. Desde el comienzo, se estableció un ambiente de belleza auténtica, donde la actitud era protagonista y la estética se despojaba de filtros.
La jornada dio inicio con una Masterclass íntima, donde la atmósfera se sintió más como una conversación entre amigas que como una lección magistral. Las ponentes fueron dos figuras destacadas en la industria: Karla Martínez de Salas, Head of Editorial Content de Vogue México y Latinoamérica, y la talentosa maquilladora Mariana Barcón, quien ha colaborado detrás de las escenas con marcas icónicas como Dior, Balenciaga y Tom Ford.
Mariana compartió su travesía en el mundo del maquillaje, desde sus inicios en la comodidad de su hogar hasta recibir un correo electrónico que la llevó a Milán y a trabajar con el prestigioso Tom Ford. No escatimó en detallar las dificultades que enfrentó en el camino, incluyendo la falta de respuestas y los momentos de duda personal. Sin embargo, también ofreció consejos invaluable sobre el arte del maquillaje: cómo conocer tu piel, identificar productos que realmente funcionen para ti, y evitar la creencia errónea de que el precio elevado garantiza calidad.
Posteriormente, los asistentes fueron conducidos a una instalación 360 que ofrecía una experiencia digna de un desfile de moda. Entre luces y espejos, esta sección, inspirada en un camerino previo a un desfile, permitió experimentar con productos de MAKEUP BY MARIO de Sephora. Los productos, cuidadosamente seleccionados, abarcaban desde bases hasta sombras en tonos neutros, evidenciando una meticulosa planificación detrás de cada elección.
Este evento no solo celebró la estética, sino que también promovió la autovaloración y el empoderamiento, recordando a todos los presentes que la belleza real reside en la autenticidad y que cada camino personal es digno de ser compartido y celebrado. La experiencia dejó una huella imborrable, incentivando a las participantes a creer en sí mismas y en las posibilidades que el mundo del maquillaje tiene para ofrecer.
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