Durante décadas, el dólar ha sido considerado una moneda fuerte, en estrecha relación con el desempeño económico de Estados Unidos. Sin embargo, el panorama económico podría estar cambiando, especialmente con las nuevas políticas impulsadas por la administración del presidente Trump. A medida que avanzamos en 2025, se vislumbra una tendencia hacia un dólar más débil.
Históricamente, el fortalecimiento del dólar ha estado vinculado a un crecimiento robusto de la economía estadounidense en comparación con el resto del mundo. Cuando la economía de EE. UU. alcanza un mejor rendimiento, el dólar tiende a fortalecerse frente a otras divisas. Por el contrario, en períodos de dificultad económica, el dólar puede apreciarse debido a su búsqueda como activo refugio, dado el dependiente vínculo de otras economías con la norteamericana.
Sin embargo, en el nuevo contexto que ha surgido bajo la presidencia de Trump—marcado por la imposición de tarifas y un enfoque fiscal expansionista—los factores detrás del valor del dólar están en plena transformación. Actualmente, se observan signos de devaluación en la moneda americana, un fenómeno que se refleja de manera evidente en las cotizaciones actuales.
La política fiscal que se está debatiendo incluye recortes de impuestos y aumento del gasto, lo cual podría provocar un aumento en la demanda de mayores rendimientos por parte de los inversores, resultando potencialmente en una debilidad del dólar. El Dólar depende de la disposición de los inversionistas globales para financiar el creciente déficit americano. Si esta confianza se socava, el dólar podría enfrentar una depreciación aún mayor.
Además, si el gobierno decide reducir este déficit de manera acelerada, la economía podría caer en un estado de debilidad que obligaría a la Reserva Federal a disminuir las tasas de interés, lo que también resultaría en un dólar más débil. La narrativa actual está enmarcada por la propuesta fiscal que se discute en el Senado, específicamente la cláusula 899, que le daría al secretario del Tesoro el poder de imponer impuestos a inversiones de extranjeros provenientes de países que apliquen tarifas injustas a compañías estadounidenses.
En el mercado de bonos, la presión sobre las tasas persiste, aunque hasta ahora no ha provocado un impacto significativo en el comportamiento de las bolsas. No obstante, el dólar ha sido testigo de una depreciación frente a monedas desarrolladas y ha alcanzado mínimos en mercados emergentes en los últimos meses.
Un aspecto a destacar es que esta medida podría ser una herramienta de negociación más efectiva que las tarifas arancelarias. Sin embargo, al fortalecer la tenencia de activos americanos, podría encarecer su posesión y exigir premios más altos por invertir en ellos, especialmente si la lista de países sujetos a dicha imposición es revisada periódicamente.
Hasta el momento, la demanda de bonos del Tesoro sigue siendo alta, lo que respalda el valor del dólar. Pero la situación es delicada, dado que el Congreso se encuentra en un proceso de aprobación de un presupuesto que pretende estimular la economía sin alterar los niveles de las tasas de interés de forma que eso complique el manejo fiscal en el futuro.
Se espera que, hasta el 4 de julio, se mantenga la incertidumbre en torno a la aprobación del “Big and Beautiful Bill”. Durante este tiempo, la cuestión de las tarifas podría perder protagonismo, consolidando la tendencia de debilidad en el dólar que ya se observa.
La información reflejada aquí se basa en los eventos y discusiones hasta el 3 de junio de 2025, y proporciona un panorama relevante sobre la situación actual de la moneda estadounidense.
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