El 13 de junio de 2025, Corea del Norte logró reflotar su segundo destructor naval, poco después de que este volcara en un incidente ocurrido el 21 de mayo durante una botadura que se consideró fallida. Este barco, el más grande que el país ha construido hasta la fecha, fue rehabilitado en una ceremonia que contó con la presencia del líder Kim Jong-un.
Kim supervisó la operación y enfatizó ante sus tropas que Corea del Norte está decidida a fortalecer su capacidad naval en medio de lo que él describió como “hostilidades lideradas por Estados Unidos”. Las informaciones transmitidas por la Agencia Central de Noticias de Corea (KCNA) sugieren que el régimen busca reafirmar su potencia militar, especialmente en el mar.
Sin embargo, la rapidez con la que se realizaron las reparaciones ha suscitado dudas en la comunidad de expertos. Tras una inmersión de casi dos semanas, los analistas se cuestionan si los sistemas esenciales, como el motor y la electrónica, podrán operar adecuadamente. Oleh Yang Uk, analista del Instituto Asan de Estudios Políticos de Seúl, expresó sus reservas acerca del tiempo limitado para realizar las reparaciones necesarias, indicando que podría ser poco probable que el barco esté en condiciones operativas.
Adicionalmente, otros expertos han señalado que componentes críticos, como la sala de máquinas y los lanzamisiles, podrían haber sufrido daños por el agua salada. Esto ha llevado a especulaciones sobre una posible colaboración con Rusia, considerando que el barco fue trasladado a Rajin, una zona cercana a la frontera rusa, para continuar con el proceso de restauración.
El destructor en cuestión forma parte de una nueva clase de buques de guerra de 4,500 toneladas métricas, que son considerados los más avanzados hasta el momento en el arsenal norcoreano. Kim Jong-un ha proyectado la construcción de otros dos destructores para el año siguiente.
Estas noticias emergen en un contexto en el que el nuevo gobierno liberal de Corea del Sur, encabezado por Lee Jae-myung, ha tomado la decisión de suspender las emisiones de propaganda hacia el Norte. Esta medida se interpreta como un intento de reducir las tensiones entre ambas naciones.
Mientras tanto, el desarrollo y estado operativo de este destructor continuarán siendo objeto de vigilancia internacional, dada la complejidad y las implicaciones estratégicas vinculadas a las capacidades navales de Corea del Norte.
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