El 16 de julio, The Economist presentó su último Índice Big Mac, una interesante herramienta que facilita la comprensión de la teoría del tipo de cambio. Este índice compara las principales monedas del mundo en relación con el dólar estadounidense, tomando como referencia el precio de la célebre hamburguesa Big Mac de McDonald’s, que tiene un costo base de 6.01 dólares en Estados Unidos.
Los hallazgos revelan que Suiza, Uruguay y Noruega tienen las monedas más fuertes frente al dólar. Focalizando en América Latina, el peso colombiano ocupa un lugar destacado, siendo la décima Big Mac más cara de la región. Según el índice, el peso colombiano está devaluado un 5.2% frente al dólar. Esto significa que, de acuerdo a la tasa de cambio vigente, 1 dólar equivale a 4,016.44 pesos colombianos, y el precio de una Big Mac en Colombia asciende a 24,138 pesos.
Para ilustrar mejor, el franco suizo lidera el listado con una revalorización del 49.6% frente al dólar, lo que implica que una Big Mac cuesta 4.84 francos suizos, por debajo del precio en dólares. Por otro lado, Egipto presenta un contraste notable, ya que su libra tiene una depreciación del 57.9% frente al dólar; una Big Mac allí se cotiza en 296.97 libras egipcias.
La teoría subyacente al Índice Big Mac sugiere que, a largo plazo, los tipos de cambio deben ajustarse para permitir que las monedas compren una canasta similar de bienes, lo que se conoce como paridad del poder adquisitivo. La Big Mac es especialmente adecuada para esta comparación, ya que su preparación es prácticamente idéntica en la mayoría de los países, salvo en Israel e India, donde presenta variaciones en sus ingredientes.
Alejandro Espitia, profesor de macroeconomía en la Universidad Javeriana, señala que este índice, creado en 1986, es una referencia útil para analizar la paridad del poder adquisitivo y entender los desequilibrios en los tipos de cambio globales. Aunque no es un indicador oficial, ofrece valiosas pistas sobre el costo de vida y la competitividad de diferentes mercados.
Dado el contexto económico actual, el índice puede ser especialmente relevante para los inversores, quienes buscan evaluar la capacidad de compra de una moneda y cómo podría afectar sus decisiones de inversión. Sin embargo, es esencial reconocer sus limitaciones: no considera factores como las barreras comerciales y la legislación laboral, que igualmente impactan el tipo de cambio.
El análisis del índice también toca la política arancelaria de Donald Trump, quien afirmó que algunos países manipulan sus monedas para fomentar superávits comerciales a su favor. Esta percepción refleja preocupaciones sobre la equidad en las relaciones comerciales internacionales. Sin embargo, la implementación de tarifas podría generar un efecto adverso, debilitar el dólar y encarecer las importaciones.
Por último, The Economist defiende la utilidad de su índice, describiéndolo como una guía práctica para determinar si las monedas están en su nivel correcto. A pesar de no estar diseñado para ofrecer una precisión completa sobre desajustes monetarios, ha sido ampliamente adoptado y es reconocido en estudios académicos y textos de economía, consolidándose como un estándar de referencia global.
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