Durante siglos, el oro ha cautivado a la humanidad con su brillo, escasez y resistencia a la corrosión. Sin embargo, un estudio reciente ha revelado que, bajo condiciones extremas, el oro desafía las leyes conocidas de la física de materiales, logrando mantenerse sólido incluso a temperaturas que superan los 18,700 grados centígrados. Esta sorprendente investigación, publicada en una prestigiosa revista científica, cuestiona los límites establecidos sobre el comportamiento de los sólidos al ser sometidos a calor extremo.
Un equipo de científicos internacionales logró calentar oro a más de 14 veces su punto de fusión sin que este metal se transformara en líquido. Este hallazgo pone en tela de juicio la noción de lo que se conoce como “catástrofe entrópica”, un concepto que estipula que a tres veces el punto de fusión, un sólido no puede permanecer en su estado. Sin embargo, los investigadores han demostrado que, al calentar el oro de manera extraordinariamente rápida mediante un láser de pulsos ultracortos, los átomos no tienen tiempo para reorganizarse en estado líquido, permitiendo que el sólido se mantenga estable durante más de 2 picosegundos, un tiempo considerable a nivel atómico.
La clave de este experimento fue la velocidad del calentamiento, que alcanzó un sorprendente pico de más de 6 × 10^15 kelvin por segundo. Esta aceleración extrema impide que los átomos reaccionen, lo que resulta en una falta de expansión térmica y, por ende, en la estabilidad del sólido. De esta manera, el oro mantuvo su estructura a temperaturas hasta ahora consideradas imposibles.
Las implicaciones de esto son vastas y cuestionan principios fundamentales de la termodinámica. Existen indicios de que algunos sólidos podrían no tener un punto de fusión bien definido bajo ciertas condiciones de calentamiento ultrarrápido, sugiriendo que la naturaleza misma del punto de fusión podría depender de la velocidad a la que se aplica el calor.
Para medir estas temperaturas extremas, se utilizó la técnica de dispersión inelástica de rayos X, que permitió determinar directamente el comportamiento de los átomos en el material. Los resultados, que indicaban que el oro aún conservaba su estructura cristalina a temperaturas extremas, desafían el modelo actual de cómo entendemos la estabilidad de los sólidos.
Este estudio no solo provoca un replanteamiento de lo que sabemos sobre el oro y otros materiales, sino que ofrece un nuevo enfoque para investigar la materia en condiciones extremas. Avances en la tecnología de láseres y fuentes de rayos X de alta resolución han sido elementos cruciales en la realización de este tipo de experimentos, lo que resalta su importancia en la ciencia moderna.
En resumen, el oro ha revelado propiedades sorprendentes que abren un abanico de preguntas para futuras investigaciones. Queda por ver si este fenómeno es exclusivo del oro o si puede ser replicado en otros metales, pero lo que es seguro es que todavía hay mucho por descubrir en el fascinante mundo de los materiales y las condiciones extremas.
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