La Jornada: El músico creador

El universo musical chino se enriquece con la figura de Wang Xilin, un compositor cuyas vivencias reflejan el tumultuoso panorama político y social de China. Su historia, dignamente narrada en diferentes entrevistas, revela un profundo fresco sobre una nación en constante transformación. Las páginas de su historia están pobladas de personajes intrigantes, desde dolientes profesionales hasta traficantes, y brindan una visión penetrante de la vida en la China profunda.

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Nacido en 1936, Wang Xilin se unió al ejército comunista a la edad de 12 años, atrayendo la atención hacia su talento musical en la Academia de Música de Shanghái, aunque su formación se vio eclipsada por la intervención política. Con el tiempo, se convirtió en un compositor autodidacta. Sin embargo, dos eventos clave en la historia de China, el Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural, impactaron profundamente su relación con el Partido y su perspectiva sobre el arte y la libertad.

Wang se atrevió a criticar públicamente al régimen, un acto que le costó caro: arrestos, prisión, tortura y un estigma que lo marcó de por vida. La censura afectó su música, obligándolo a crear bajo la presión de un sistema que condenaba cualquier desviación del dogma. En su desesperación, él redactó y leyó en público textos de arrepentimiento, recordando profundamente sus acciones y el impacto en sus seres queridos.

En el año 2000, un comentario de Wang resonó en el ámbito cultural: “El hecho más importante del siglo XX es que el comunismo ha sido perseguido sin descanso para que la humanidad entera lo destierre”. Este testimonio, reflejo de una época oscura, tuvo consecuencias inmediatas y trajo consigo la cancelación de sus obras.

El dolor que Wang Xilin ha experimentado se manifiesta en su música. Las secuelas del régimen también influyeron en su psique; la repetida exposición a la propaganda del Partido, como la melódica “Mao Zedong es nuestro salvador”, lo condujo a una profunda inestabilidad emocional. Como él mismo expresa, el Partido no es un protector, sino una figura opresiva, e incluso su música carece de amor, describiéndola como un “lago oscuro” colmado de sufrimiento y desolación.

Las composiciones de Wang, disponibles en diversas plataformas digitales, son un testimonio de su angustia. Entre sus obras se destacan una suite para piano y un grupo operístico, que revelan su lucha y resistencia. Algunos críticos señalan que su labor musical guarda paralelismos con las experiencias de Dmitri Shostakovich, quien también utilizó su arte como una forma de resistencia contra un régimen opresor.

En una evocadora observación final, Wang menciona su compromiso de componer elegías para las víctimas del maoísmo, afirmando que su obra será un testimonio de los horrores sufridos, tal como la música de Shostakovich fue un eco de las atrocidades de Stalin.

Las voces de Wang Xilin y suuniversal mensaje siguen resonando, cautivando a una audiencia que busca entender el arte no solo como expresión, sino como un insustituible espejo de la realidad.