En el mundo actual, la búsqueda de una economía próspera y un desarrollo personal y profesional se ha convertido en una prioridad fundamental para muchas naciones. A medida que la búsqueda de empleo se intensifica, las personas no solo anhelan satisfacer sus necesidades básicas, sino que también persiguen aspiraciones más profundas y auténticas en su vida laboral.
El crecimiento de las economías y empresas depende de múltiples factores, entre los que destacan la inversión tanto local como extranjera y el dinamismo de los mercados globales. Esto es especialmente viable cuando existe una sólida base de infraestructura, que incluye redes eléctricas, de comunicaciones y de recursos hídricos. Sin embargo, uno de los pilares más cruciales es la infraestructura humana, es decir, el talento disponible.
A medida que las tecnologías avanzan y la competencia económica se intensifica, el entorno laboral se ha vuelto más complejo. Sin embargo, hay una constante que se mantendrá: la búsqueda del mejor talento. Las necesidades y habilidades requeridas por este recurso humano están evolucionando rápidamente, adaptándose a estructuras organizacionales más ágiles y a la generación de datos precisos e inmediatos.
Las organizaciones enfrentan retos significativos, ya que requieren colaboradores que puedan participar en tareas multifuncionales y proyectos cambiantes rápidamente. Esta realidad ha generado una brecha entre las habilidades que poseen los trabajadores y las que se necesitan. La adaptación al ritmo acelerado del cambio puede resultar en una presión considerable para el talento, haciendo necesario que las empresas evalúen las competencias de su personal en relación con las necesidades estratégicas futuras.
Para cerrar esta brecha, es vital que las empresas desarrollen planes de capacitación adecuados que les permitan adaptar rápidamente sus equipos al entorno cambiante. Esta discrepancia en habilidades puede afectar directamente la productividad y rentabilidad. Según un estudio realizado por Korn Ferry, el 57% de los líderes de Recursos Humanos reconocen que la falta de habilidades adecuadas perjudica el rendimiento empresarial.
En respuesta, ha surgido la idea de convertir las empresas en “organizaciones basadas en habilidades”. Estas organizaciones priorizan las competencias emocionales y las habilidades blandas, fundamentales para adaptarse al avance de la inteligencia artificial y la innovación tecnológica. Entre estas habilidades se encuentran la comunicación asertiva, la colaboración, la capacidad de influencia, las competencias de presentación y el liderazgo.
Las organizaciones que operan bajo este modelo no se centran en jerarquías, sino que asignan proyectos de acuerdo a las capacidades y experiencias de cada individuo, lo que les permite adaptarse eficientemente a las necesidades cambiantes de sus negocios. Así, el futuro de las empresas dependerá en gran medida de su capacidad para mantener una infraestructura humana sólida, capaz de enfrentar los desafíos y transformaciones del entorno laboral global.
La información presentada está basada en datos y estudios disponibles hasta el 20 de agosto de 2025. Las organizaciones deben tener en cuenta las tendencias actuales y adaptarse continuamente para asegurar su competitividad y relevancia en un mundo en constante cambio.
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