El desierto de Baja California vibra con la adrenalina de las carreras todoterreno, donde millones de dólares se invierten en trophy trucks, motocicletas, cuatrimotos y hasta helicópteros que siguen a los competidores en cada vuelta. Este es el espectáculo que ofrece SCORE International, una organización emblemática en el mundo del off-road, que todos los años atrae a miles de turistas y medios de comunicación hacia sus icónicos circuitos en la región, conocida por su impresionante paisaje de acantilados y desiertos.
La Baja 500, una de las competencias más destacadas, genera una derrama económica estimada en más de 100 millones de pesos, impactando no solamente en el sector turístico con hoteles y restaurantes, sino también en la industria automotriz local. Talleres especializados en reparación y puesta a punto de vehículos de competencia son solo una parte de la extensa cadena de valor que se activa durante estos eventos, creando empleo y atrayendo inversiones que benefician a la comunidad.
La experiencia de participar en una de estas carreras es única y desafiante. Requiere una logística monumental, con un equipo de profesionales que van desde mecánicos hasta los “pit crews”, quienes en momentos críticos deben realizar reparaciones y repostajes en tiempo récord. La velocidad es otro factor determinante: un trophy truck puede alcanzar entre 150 y 200 km/h, mientras que una cuatrimoto circula entre 80 y 110 km/h. En este emocionante entorno, un error de segundos puede significar la diferencia entre la victoria y la derrota, y los equipos deben estar siempre alerta a riesgos inesperados, especialmente por parte de los espectadores.
A pesar de su fama, muchos equipos enfrentan la constante dificultad de obtener patrocinios, lo que limita la participación de talentos emergentes. Solo los equipos que compiten con los costosos trophy trucks suelen contar con el respaldo de grandes marcas. En este sentido, el automovilismo off-road es comparable a deportes como el polo o la Fórmula 1, donde el capital es esencial para sostener a un equipo en la competición. No se trata solo de la carrera, sino de una inversión en pasión y dedicación.
La figura de Gabriel V. Díaz, propietario del equipo Team Border 138A de Ciudad Juárez, destaca en este contexto. Con una trayectoria impresionante que incluye 12 participaciones en diversas ediciones de la Baja, su compromiso va más allá de la competencia; busca apoyar a nuevas generaciones como Steven López, quien promete brillar en el off-road mexicano junto a leyendas como su padre, Edwin “El 100” López. Este legado de perseverancia y dedicación ha colocado a México en el mapa internacional de este deporte, con un precio elevado: múltiples hospitalizaciones y físicas lesiones a lo largo de los años.
A pesar de que el off-road mexicano, en especial la emblemática Baja 1000, se mantiene en un ámbito poco reconocido frente a deportes más populares como el fútbol o el béisbol, su crecimiento y relevancia en el contexto automovilístico son innegables. Esta disciplina no solo es un espectáculo de velocidad, sino también un pilar económico y una vitrina para que pilotos y empresarios mexicanos muestren su valentía y talento a nivel mundial.
Por lo tanto, la Baja no es solo una carrera; es un tributo al automovilismo todoterreno en el que el ingenio, la pasión y el sacrificio revelan lo mejor del talento mexicano. El off-road tiene el potencial de seguir creciendo, promoviendo tanto riqueza como una imagen positiva de un México capaz de ofrecer eventos de clase mundial, donde la pasión por la velocidad se traduce en un negocio próspero.
Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram o visitar nuestra página oficial. No olvides comentar sobre este articulo directamente en la parte inferior de esta página, tu comentario es muy importante para nuestra área de redacción y nuestros lectores.