La política enfrenta retos visibles y letales.

En el corazón del conflicto en Ucrania, una figura destacada ha cobrado protagonismo: la teniente Tetyana Chornovol, quien reitera su compromiso con la defensa de su país a pesar de haber enfrentado múltiples adversidades. Desde agresiones por parte de rivales políticos, multas y arrestos, hasta amenazas de muerte y acusaciones de homicidio, nada ha logrado detener su determinación. Con un uniforme de camuflaje y un cuchillo afilado a su lado, se presenta como una mujer “alfa”, liderando a hombres en combate y destruyendo tanques enemigos—ya ha derribado cuatro.

Chornovol, quien inició su andanza en la política como activista, no se ha dejado amedrentar por las circunstancias adversas. Con la reciente muerte del diputado Andriy Parubiy, se la designó como representante parlamentaria, convirtiéndose en la única diputada activa de la Rada Suprema que está combatiendo a Rusia en las fuerzas armadas. A pesar de esta distinción, ha optado por solicitar un año de prórroga para continuar en el frente, afirmando que prefiere dar ejemplo sirviendo en el ejército en lugar de en el parlamento.

En sus propias palabras, Chornovol sostiene que su trabajo como legisladora es más complicado que en el campo de batalla: “La lucha política se enreda en la burocracia y los intereses rusos que siempre han estado presentes en el Parlamento”. Por el contrario, considera que su labor militar es más directa, donde puede observar al enemigo y actuar sin demora.

Destaca su papel en una institución tradicionalmente dominada por hombres, revelando que ha comandado a hasta 40 soldados, ganándose su respeto participando activamente en las misiones. En su trayectoria militar, ha destruido más vehículos enemigos que cualquier otro en su unidad y toma la delantera en situaciones peligrosas, asegurando que nunca envía a un novato a enfrentar el peligro solo.

Chornovol también comparte su opinión sobre las negociaciones de paz y no muestra esperanza en el diálogo que se pudiera establecer entre figuras políticas como Donald Trump y Vladimir Putin, considerándolos más como provocaciones. “Llevo casi cuatro años en esta invasión y siempre he utilizado armamento ucraniano; nunca he visto armas de EE.UU.”, afirma con robustez.

Además de las presiones del frente, Chornovol y sus compañeros se enfrentan a la dura realidad de tener que equilibrar su misión con las necesidades y preocupaciones de los civiles. La convivencia con la población y la intervención de la jefatura militar en decisiones operativas añaden otra capa de complejidad y desafío a su labor diaria.

La historia de Tetyana Chornovol es un testimonio de valentía y perseverancia. En ella se refleja la lucha de una nación que, a pesar de los obstáculos y la adversidad, se mantiene firme en su lucha por su libertad y soberanía. Al seguir adelante en su misión, no solo busca ser un ejemplo para sus compatriotas, sino también una voz de determinación en un conflicto que ha marcado la vida de millones.

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