En 2024, México se consolidó como la décima potencia exportadora a nivel mundial, alcanzando exportaciones por 617,000 millones de dólares, un hito notable que invita a reflexionar sobre la dinámica comercial del país. Sin embargo, a pesar de este éxito, apenas el 4% de nuestras exportaciones tiene como destino América Latina, lo que revela una enorme oportunidad de crecimiento para el empresariado mexicano al mirar hacia el sur.
Entre los sectores con mayor potencial, el ámbito automotriz destaca de manera especial. México no solo es un líder en la exportación de vehículos, sino que también se posiciona como un importante proveedor de autopartes. Mercados en Brasil y Argentina presentan una demanda considerable, con importaciones que superan los 3,000 millones de dólares, dominadas en gran medida por proveedores asiáticos. En este contexto, la calidad y competitividad de México, así como su cercanía cultural, ofrecen una oportunidad excepcional para incrementar nuestra participación en estas naciones.
Otro sector clave es el de bienes de capital, incluyendo maquinaria y equipos eléctricos y electrónicos. Las manufacturas mexicanas han demostrado ser competitivas gracias a su integración en sólidas cadenas de valor. En este sentido, Colombia y Paraguay emergen como mercados estratégicos; en ambos, las importaciones de este sector representan un porcentaje significativo de sus compras totales, configurándose como el primer y segundo rubro de importación, respectivamente.
La agroindustria y los alimentos procesados también presentan un panorama optimista. México puede amplificar sus exportaciones en este campo, aprovechando su capacidad productiva y el marco de acuerdos comerciales existentes. En una región donde los altos costos, aranceles y deficiencias logísticas restringen el acceso a alimentos, una estrategia que enfatice productos de mayor valor agregado y contenido nutricional podría posicionar a las empresas mexicanas como socios confiables en la seguridad alimentaria.
Para capitalizar estas oportunidades, es esencial complementar nuestra oferta comercial con herramientas ya disponibles, como los Acuerdos de Complementariedad Económica con Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia, así como la Alianza del Pacífico con Colombia, Perú y Chile. Estas iniciativas promueven una circulación integrada de bienes, servicios, capitales y personas, donde las organizaciones como el COMCE están activamente involucradas en la facilitación de relaciones comerciales.
No obstante, la diversificación de mercados también conlleva desafíos significativos. Aspectos como la logística, trámites aduaneros y barreras sanitarias representan obstáculos que deben ser superados. El COMCE, junto con sus Cámaras Binacionales y Secciones Regionales, trabaja para minimizar estas fricciones y facilitar misiones empresariales, asesorando a las empresas en normativas y en la apertura de canales de vinculación.
Se invita a empresas de todos los tamaños a considerar seriamente el potencial que ofrece América Latina. Construir relaciones sólidas con distribuidores, establecer joint ventures y adaptar productos a las preferencias locales son pasos esenciales para el crecimiento en esta región.
Al dirigir nuestra mirada hacia el sur, no solo se fortalecen las empresas mexicanas, sino que también se contribuye al posicionamiento estratégico de México como un socio global activo. La región presenta un escenario favorable, y el país está preparado para responder a la demanda con productos, servicios e innovación, consolidándose así como un actor clave en el comercio internacional.
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