Venta de Nvidia por SoftBank inquieta mercado.

Masayoshi Son, fundador de SoftBank, es conocido por su audaz enfoque en los negocios, caracterizado por apuestas financieras arriesgadas que han sorprendido a la comunidad empresarial. Su más reciente movimiento ha sido vender su totalidad de acciones en Nvidia, un capital de $5.8 mil millones, para apostar con firmeza en la inteligencia artificial (IA). Este giro, aunque desconcertante para muchos, parece alinearse con la tendencia habitual de Son de empujar siempre sus límites.

Mirando hacia atrás, durante la burbuja de las puntocom en la década de 1990, la fortuna de Son alcanzó los $78 mil millones, convirtiéndolo brevemente en la persona más rica del mundo. Sin embargo, esa racha de éxito se detuvo abruptamente con la caída del mercado, donde sufrió una pérdida personal de $70 mil millones, el mayor descalabro financiero de la época.

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A pesar de los contratiempos, su inversión de $20 millones en Alibaba en 2000 se transformó en un legado: su valor alcanzó los $150 mil millones en 2020, gracias a una decisión tomada en una célebre reunión con Jack Ma de tan solo seis minutos. Esta apuesta lo consolidó como una figura destacada en el capital de riesgo y ayudó a financiar su resurgimiento tras la crisis.

Sin embargo, el éxito de Alibaba ha opacado inversiones menos acertadas. Para lanzar su primer Vision Fund en 2017, Son recurrió a $45 mil millones del Fondo de Inversiones Públicas de Arabia Saudita, antes de que la controversia sobre este vínculo se palpase en Silicon Valley. Tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en 2018, aunque Son catalogó el incidente como “horrendo”, decidió seguir adelante con su compromiso financiero con el reino saudí, aumentando sus operaciones de inversión.

Hubo momentos desafiantes, como su participación en Uber, que trajo pérdidas significativas, y el caso de WeWork. Son, a pesar de las advertencias de su equipo, valoró la compañía de co-working en $47 mil millones, sólo para ver desplomarse sus planes de salida a bolsa tras un informe S-1 preocupante. Esta inversión le costó a SoftBank $11.5 mil millones en pérdidas.

En un claro intento de recuperar su posición, el reciente desecho de toda su participación en Nvidia ha sido un hito clave. Al deshacerse de esas acciones no está buscando diversificarse, sino reforzar su apuesta en IA, con un compromiso planeado de $30 mil millones hacia OpenAI y la intención de participar en un hub de manufactura de IA valorado en $1 billón en Arizona.

A pesar de haber vendido su posición a aproximadamente $181.58 por acción, un precio sólo un 14% por debajo del máximo histórico de Nvidia, esta ha sido su segunda salida total de la compañía. Cabe recordar que, en 2019, SoftBank ya había sufrido pérdidas al desprenderse de un bloque de $4 mil millones de acciones por $3.6 mil millones, que ahora valdrían más de $150 mil millones.

La reacción del mercado ha sido notable. Nvidia experimentó una caída cercana al 3% tras el anuncio, pero analistas advierten que esta venta no indica una falta de confianza en la empresa, sino que es una estrategia para financiar sus nuevas ambiciones en IA.

Los interrogantes flotan: ¿acaso Son tiene una visión que escapa a la de otros inversionistas? Su historial sugiere que, quizás, sí. Sin embargo, ese aire de incertidumbre es lo único que los inversionistas tienen para seguir su próximo movimiento.

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