Más de 300 jóvenes talentos debutan sinfónico.

Más de 350 pequeños y jóvenes músicos están a punto de hacer historia con su debut como la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil Pilares. Este importante evento se llevará a cabo el sábado 22 de noviembre de 2025 durante la Fiesta de Culturas Comunitarias 2025, en el Zócalo de la Ciudad de México. Esta orquesta es parte de un proyecto más amplio que incluye a unos 2 mil usuarios de los 300 centros Pilares, creados para fomentar el arte y la educación en la capital del país.

Los integrantes de la orquesta, con edades que van desde los 6 hasta los 23 años, provienen de las 16 alcaldías de la Ciudad de México, así como de municipios vecinos como Nezahualcóyotl. Su música, que abarca desde el clarinete clásico hasta guitarras que suenan al ritmo de corridos y norteñas, refleja la diversidad de sus intereses y orígenes.

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Para estos jóvenes, la música se ha convertido en mucho más que un simple pasatiempo; es un refugio emocional y una herramienta de socialización. La muestra de este impacto es palpable en sus historias. Por ejemplo, Paula López, de 16 años, encuentra en el violín un remanso de calma, mientras que Luz Aurora Solís, de 13 años, expresa que la música la hace “muy feliz”. Este denominador emocional resalta la importancia de la música como un lenguaje universal que ayuda a estos pequeños a procesar sus sentimientos y encontrar paz en sus vidas cotidianas.

Además, muchos de estos jóvenes consideran la música como un camino hacia un futuro profesional. Uriel Celis, de 13 años, aspira a ser parte de una orquesta profesional, y Sebastián Gutiérrez ya tiene en mente una banda sonorense. Para algunos, como Éder Allende y Luz Aurora Solís, el sacrificio que implica la dedicación a la música es un esfuerzo que vale la pena.

El programa Pilares, que busca facilitar el acceso a la educación cultural, ha creado un entorno en el que el sentido de comunidad florece a través del aprendizaje musical. Según Leticia López, coordinadora general de Música en este proyecto, se atiende a unas 5 mil personas cada semana, ofreciendo un espacio para aquellos que nunca han tenido contacto previo con la música. Este enfoque inclusivo permite que cada individuo, sin importar su experiencia previa, tenga la oportunidad de explorar y disfrutar del arte sonoro.

La fundación de cuatro nuevas escuelas de música el año pasado, como parte de este mismo proyecto, ha abierto más puertas para aquellos que desean transformar su pasión por la música en carrera, como es el caso de Xochiquetzal Rodríguez, de 15 años, que ya estudia violín en una escuela de iniciación artística.

El concierto del 22 de noviembre no solo es una actuación; representa una oportunidad para estos jóvenes de demostrar su crecimiento y enfrentar nuevos desafíos con entusiasmo. Isabel Kinich Ramos, percusionista de 11 años, resume la experiencia al afirmar que “la música es un lenguaje de emociones y mucho trabajo; tocarla y escucharla te hace tremendamente feliz”. En este sentido, la comunidad musical creada por Pilares se traduce en un legado de aspiraciones y sueños que trascienden la mera interpretación musical.

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