A pesar de la creciente innovación en soluciones para mercados privados, como los European Long Term Investment Funds (ELTIFs) en Europa y los Long Term Asset Funds (LTAFs) en el Reino Unido, los gestores de activos no anticipan un aumento significativo en la asignación de estas inversiones en los próximos dos a tres años. Este fenómeno, revelado por un reciente estudio, pone de manifiesto que altos costes, falta de transparencia y escasa liquidez son las principales barreras que enfrentan tanto en Norteamérica como en Europa.
En detalle, en Norteamérica, los elevados gastos son considerados el principal obstáculo, mientras que en el Reino Unido, el acceso limitado a liquidez se erige como la preocupación más importante para una adopción más amplia de estos activos. Este contexto ha llevado a muchas firmas a externalizar las decisiones de inversión en mercados privados; de hecho, un notable 46% de las entidades encuestadas delegan estas decisiones a especialistas externos, en contraste con el 27% y el 23% que adoptan un enfoque similar para bonos y acciones cotizadas.
Las diferencias regionales son notables. En Asia-Pacífico y Europa continental, aproximadamente el 40% y el 34% de las carteras de los proveedores de servicios de wealth management están destinadas a mercados privados, en comparación con solo el 24% y el 26% en el Reino Unido y Norteamérica, donde hay una clara preferencia por las acciones cotizadas, alcanzando hasta un 54% y 51%.
Mirando hacia el futuro, se prevé un incremento en el interés por los mercados privados en Europa (84%), Asia-Pacífico (78%) y Norteamérica (63%), lo que sugiere un cambio gradual en la percepción de estas inversiones.
Un segundo aspecto relevante es la transformación en el origen de la riqueza, que revela diferencias significativas entre regiones. En Asia-Pacífico y Europa, la mayoría de los clientes (76% y 67%, respectivamente) acumulan su riqueza a través de la propiedad de empresas, mientras que en el Reino Unido y Norteamérica, un 77% y un 69% lo hacen mediante herencias. Esta evolución está redefiniendo las necesidades de los clientes y obligando a los gestores a adaptar sus servicios para facilitar la transferencia intergeneracional de patrimonio y atender a una clientela digitalmente más hábil y consciente del impacto social.
Los recursos más valorados para gestionar este cambio incluyen estructuras fiscales eficientes (54%), diseño de carteras adecuado (43%) y estrategias personalizadas de transferencia de riqueza (34%). Este entorno ha hecho crecer la importancia de colaborar con asesores externos, dado que muchas firmas carecen de los recursos necesarios para cubrir todas estas demandas.
En este contexto de creciente complejidad, la preservación del capital está cobrando protagonismo. A medida que los riesgos macroeconómicos y geopolíticos se intensifican, los clientes también buscan alinear sus inversiones con sus valores personales, especialmente en términos de sostenibilidad. Este deseo se traduce en una búsqueda de asesoramiento personalizado y herramientas digitales que reflejen sus nuevas prioridades.
Los expertos coinciden en que las firmas de gestión patrimonial del futuro deberán encontrar un equilibrio entre el crecimiento y la responsabilidad. La visión integral del wealth management es ahora más necesaria que nunca. Aunque la acumulación de patrimonio sigue siendo un tema central, los clientes de alto patrimonio están cada vez más interesados en la planificación de la jubilación, el flujo de efectivo y el apoyo familiar.
Sin embargo, la liquidez continúa siendo una preocupación principal en los mercados privados, situación que se ve acentuada por eventos recientes que han provocado iliquidez. La atención a este problema es fundamental para adaptarse a los cambios en las expectativas de inversión resultantes de cambios demográficos y regionales.
Con la evolución del sector, entender las expectativas de las nuevas generaciones y cómo se generan sus decisiones de inversión se vuelve esencial para los gestores. En este ecosistema cambiantes, rentabilidad y costes seguirán siendo factores determinantes en la estrategia de inversión.
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