Sugerencias para crear un fondo para disfrutar

Ahorrar se convierte en un reto significativo para millones de mexicanos en un entorno económico donde los gastos cotidianos parecen absorbentes. Sin embargo, pequeñas modificaciones en los hábitos pueden generar un cambio notable. Historias como las de Ramiro y Luciana ilustran este principio.

Ramiro ha cultivado el “hábito del ahorro” enfocado en lo que él llama sus “chuchulucos”. Cada fin de mes, el dinero que logra reunir se traduce en regalos para sí mismo: un pantalón nuevo, una camiseta, un videojuego, o una visita a su restaurante favorito. Esta estrategia, que denomina “fondo del disfrute”, se compone de billetes de 20 pesos y monedas que va recolectando a lo largo del mes, además de algunas contribuciones adicionales. Su menos acumulado ha sido de 300 pesos, mientras que su máximo alcanza los 950.

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El objetivo de Ramiro es, en esencia, recompensarse por evitar despilfarrar dinero. Al reducir gastos pequeños e innecesarios, como café o snacks, consigue destinar ese ahorro tanto a su fondo de disfrute como a sus ahorros a largo plazo. Este enfoque nació durante la pandemia, hace cinco años, y al tratarse de una meta a corto plazo, le proporciona beneficios constantes que lo motivan a mantener el hábito.

Lamentablemente, la realidad financiera de muchos mexicanos es diferente. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF), el 66% de la población de entre 18 y 70 años tiene el hábito del ahorro, pero el 55% de este grupo lo realiza de manera informal, guardando el dinero en lugares poco seguros como bajo el colchón o en una alacena.

Uno de los problemas a los que se enfrentan es que, comúnmente, la mayoría ahorra solo si les sobra dinero al final del mes. La clave, según expertos como Manolo Wigueras en educación financiera, es adoptar la estrategia de “pagarte a ti primero”: separar un porcentaje de tus ingresos al recibirlos. Comenzar con un 1% y aumentar gradualmente a cifras como el 5%, 10% o incluso 20%, puede facilitar el desarrollo de un hábito de ahorro sostenible.

Luciana comparte un enfoque similar, pero con una meta de ahorro a bianual que tiene como destino un país nuevo. Ella destina el 10% de su salario y prestaciones a su “fondo viajero”, y cualquier ajuste que reciba se dirige íntegramente a este propósito.

Para aquellos que desean mejorar su capacidad de ahorro, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) ofrece recomendaciones valiosas. Realizar un presupuesto mensual puede ser clave, ya que ayuda a establecer límites en los gastos y a organizar mejor las finanzas.

El consejo de “págate primero” es fundamental; guardar un porcentaje fijo del ingreso, típicamente recomendado como un 10%, ayuda a establecer una rutina de ahorro. Consolidar deudas puede facilitar los pagos, evitando la carga de múltiples tarjetas de crédito, mientras que cumplir a tiempo con las obligaciones financieras puede prevenir cargos adicionales.

Además, es vital evitar esos pequeños gastos conocidos como “gastos hormiga”, que a menudo son innecesarios. Saber diferenciar entre necesidades y deseos es crucial para mantener el equilibrio financiero. Finalmente, establecer metas claras para el ahorro, ya sea a corto, mediano o largo plazo, contribuye a una mejor organización del presupuesto.

Para 2026, desarrollar el hábito del ahorro sigue siendo una ambición tanto individual como colectiva para muchos mexicanos. Comenzar con pasos sencillos, como Ramiro y Luciana, puede ser el primer paso hacia una salud financiera más sólida.

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