Congreso debatirá tarifas a China; podría aminorar alza en acero y autopartes.

Legisladores mexicanos se preparan para debatir esta semana un ambicioso proyecto de ley que busca aumentar significativamente los aranceles a productos provenientes de China y otras naciones asiáticas. La propuesta, impulsada por el partido Morena, planea incrementar dichos aranceles hasta en un 50% para importaciones de automóviles, textiles, ropa, plásticos y acero, entre otros productos, que actualmente no están sujetos a un tratado comercial con México, como es el caso de India, Corea del Sur, Tailandia e Indonesia.

Presentada por la Secretaría de Economía en septiembre, la iniciativa ha enfrentado resistencias en el Congreso, a pesar de que el partido en el poder y sus aliados poseen una mayoría considerable. El gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum sostiene que esta ley apunta a fortalecer la producción nacional y corregir los desequilibrios comerciales existentes con China. Sin embargo, analistas del sector privado sugieren que el verdadero objetivo puede ser calmar las inquietudes del gobierno estadounidense en anticipación a la próxima revisión del T-MEC, a la vez que se busca incrementar los ingresos gubernamentales en aproximadamente 3,760 millones de dólares en el próximo año.

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El clima político alrededor de este proyecto de ley es tenso. A fines de noviembre, Sheinbaum convocó a aliados y legisladores a aprobarelo antes de que finalice el periodo ordinario del Congreso el 15 de diciembre. Aunque existe urgencia por parte del gobierno para cristalizar esta propuesta, se prevé que la versión que se discutirá esta semana podría ser más flexible que la original, ya que esta última se evidenció restrictiva y enfrentó una fuerte oposición.

Particularmente, se contempla la posibilidad de reducir los aumentos arancelarios a autopartes y productos de acero. La industria automotriz mexicana, de gran relevancia global, ha expresado su preocupación, resaltando que altos aranceles podrían comprometer el acceso a componentes electrónicos críticos, como pantallas táctiles, que no se producen en el país.

La próxima revisión del T-MEC añade una capa de complejidad a esta situación. Desde inicios del año, México ya había incrementado aranceles a artículos chinos en un intento de apaciguar a Washington, pero las inquietudes en Estados Unidos persisten. Recientemente, el Representante Comercial de EE.UU., Jamieson Greer, subrayó que México y Canadá no deberían actuar como puentes para exportaciones chinas.

Expertos advierten que los nuevos aranceles podrían desestabilizar cadenas de suministro que son vitales para la economía mexicana, que se encuentra en un estado casi estancado. Sectores vulnerables, como el de la electrónica y el automotriz, dependen en gran medida de insumos provenientes de China. Amapola Grijalva, vocal presidente de la Cámara de Comercio y Tecnología México-China, expresó que estos aranceles “bloquearían el acceso” de los fabricantes nacionales a tecnologías esenciales para mantener su competitividad.

Además, la propuesta de aumentar los aranceles también podría impactar a India, una nación que ha visto crecer su relación comercial con México, al proveer productos farmacéuticos, textiles y autopartes, mientras que México exporta materias primas a ese país.

Los líderes empresariales han intensificado sus esfuerzos para persuadir al gobierno, abogando por la derogación o suavización de la medida. Aunque inicialmente se mostraron reacios a ceder, las autoridades han comenzado a considerar propuestas más moderadas, sugiriendo aumentos arancelarios menores o la eliminación de ciertos productos del catálogo arancelario de más de 1,400 fracciones.

Con el debate legislativo a la vista, el ecosistema comercial y político de México se mantiene en un delicado equilibrio, mientras todos los actores esperan cuál será el desenlace de esta propuesta que podría redefinir el panorama comercial del país en un momento crítico.

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