Con el cierre del año acercándose, las uvas se alzan como las protagonistas indiscutibles de la celebración de Nochevieja en México. Este ritual, que invita a comer 12 uvas al ritmo de las campanadas para pedir deseos para el nuevo año, nos recuerda la rica tradición y los beneficios que ofrecen estos pequeños frutos. La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) ha lanzado su Guía de Consumo de diciembre de 2025, un recurso invaluable que destaca las variedades disponibles en el país y cómo hacer elecciones más informadas y saludables en la mesa.
El cultivo de la uva en México tiene raíces profundas, que se remontan a la época de los misioneros españoles, quienes trajeron consigo la viticultura al continente. Desde entonces, esta fruta ha encontrado un lugar significativo en la gastronomía nacional, consumiéndose fresca o transformada en vinos, destilados, jugos, conservas y vinagres.
La Guía clasifica las uvas en varias categorías, asegurando que los consumidores estén al tanto de sus opciones. Sin duda, la “uva fruta” se perfila como la más popular para el consumo fresco, ya sea con o sin semillas. Por otro lado, la “uva pasa”, que es deshidratada y más concentrada, tiene su propio encanto. Además, la “uva industrial”, rica en acidez, es ideal para la producción de jugos y otros derivados. Cabe destacar que en 2024, México alcanzó una producción de aproximadamente 499,140 toneladas de uva, con los estados de Sonora, Zacatecas y Jalisco liderando en este aspecto.
A la hora de seleccionar un racimo de buena calidad, la Profeco aconseja unos sencillos pasos. Es crucial sacudirlo suavemente; si las uvas se desprenden con facilidad, podríamos estar ante un producto demasiado maduro. Inspeccionar los tallos, que deben ser verdes y resistentes, y asegurarse de que los frutos se sientan firmes y con color uniforme es esencial. Asimismo, los racimos que presentan un olor a vinagre deben ser evitados, ya que esto indica deterioro.
Para prolongar la frescura de las uvas en casa, es recomendable no lavarlas hasta el momento de consumirlas. El agua puede acelerar su deterioro. Además, deben guardarse en la parte más fría del refrigerador y en recipientes herméticos, alejadas de alimentos con olores intensos. Consumirlas en un lapso de menos de dos semanas asegura una experiencia óptima en sabor y textura.
Más allá de ser un símbolo de buena suerte, las uvas ofrecen múltiples beneficios para la salud. Entre sus componentes destacados se encuentran los antioxidantes, que ayudan a combatir los radicales libres responsables del envejecimiento celular. Su contenido en fibra favorece la digestión, mientras que sus hidratos de carbono de rápida asimilación proporcionan energía. También son ricas en vitaminas y minerales, como vitamina B6, ácido fólico, potasio, magnesio y calcio, que apoyan diversas funciones corporales. Sin embargo, debido a su concentración de azúcares y calorías, la Profeco sugiere un consumo moderado.
A medida que nos preparamos para dar la bienvenida a un nuevo año, recordar el significado y los beneficios de las uvas puede enriquecer nuestras tradiciones y nuestra salud, haciendo de esta Nochevieja una celebración aún más especial y consciente.
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