La petrolera estatal venezolana PDVSA enfrenta serios desafíos tras un reciente ciberataque que, según informes, ha impactado significativamente sus operaciones. Aunque la compañía declaró que las operaciones no se vieron afectadas, múltiples fuentes han indicado que los sistemas de PDVSA permanecen inactivos y las entregas de petróleo están suspendidas.
Este incidente ocurre en un contexto de creciente tensión entre Estados Unidos y Venezuela, exacerbada por el despliegue militar estadounidense en el Caribe y la reciente incautación de un tanquero vinculado a exportaciones de petróleo venezolanas. Las autoridades de Caracas acusan a Washington de buscar un cambio de gobierno para controlarlas vastas reservas petroleras de la nación suramericana, en medio de sanciones que han estado vigentes desde 2019.
PDVSA y el ministerio de Hidrocarburos han calificado el ataque como “orquestado por intereses extranjeros” y aseguran que fue repelido gracias a la intervención de su personal. Sin embargo, una fuente dentro de la compañía mencionó que habían detectado un ataque de ransomware días antes y que los sistemas administrativos quedaron comprometidos debido a las medidas de seguridad adoptadas.
El ransomware, un tipo de software malicioso, cifra los archivos de la víctima y, en ocasiones, se roba información crucial para luego utilizarla como un medio de extorsión. Este tipo de ataques puede causar interrupciones significativas en las operaciones de las empresas afectadas y, en este caso, han dejado a PDVSA con la incapacidad de procesar cargas para el mercado de exportación.
A pesar de que la producción, refinación y distribución interna de petróleo no se vieron directamente afectadas, los trabajadores tuvieron que recurrir a registros manuales ante la caída de los sistemas. La situación se ha complicado aún más con la orden de PDVSA de desconectar a los empleados de los sistemas de la compañía y limitar el acceso a los instalaciones.
En cuanto a las cifras, la producción de crudo de Venezuela promedió 1.17 millones de barriles por día el mes pasado, mientras que las exportaciones alcanzaron unos 952,000 barriles por día. Esto representa una disminución notable en comparación con los niveles previos al ataque y a la incautación del tanquero, lo que podría afectar la economía del país, ya dependiente de sus ingresos por petróleo.
El futuro de PDVSA y sus operaciones será un tema a seguir de cerca, especialmente mientras la compañía intenta recuperarse de este nuevo desafío cibernético. La falta de evidencia que apoye las acusaciones del gobierno venezolano, combinada con la complejidad de sus relaciones internacionales, resulta fundamental para entender el contexto amplio en que se desarrolla esta crisis.
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