En Guadalajara, Jalisco, un sombrío hallazgo ha cobrado relevancia en los últimos meses: un número alarmante de fosas clandestinas ha sido descubierto en un radio de 15 kilómetros alrededor del Estadio Akron. Este complejo deportivo, que albergará partidos del Mundial 2026, se encuentra rodeado de cuerpos de personas desaparecidas. Desde febrero, cuando trabajadores de construcción encontraron las primeras bolsas con restos humanos en el predio de Las Agujas, el horror se ha multiplicado. Hasta ahora, se han localizado al menos diez fosas, y los colectivos de familiares de personas desaparecidas han contabilizado más de 500 bolsas con restos en los últimos meses.
“En Jalisco se desaparece a los desaparecidos”, afirma Jaime Aguilar, miembro del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco. La situación en el estado es alarmante; en un informe del Gobierno estatal se reportaron 2,483 casos de desapariciones de enero a noviembre de 2025, ubicándose en el cuarto lugar a nivel nacional. Aunque las autoridades aseguran haber mejorado su capacidad de localización a un 61.38%, la sensación de impunidad prevalece entre los familiares de las víctimas.
Aguilar y otros integrantes del colectivo esperan en el predio de Arroyo Hondo, donde descubrieron una fosa el pasado septiembre. Equipados con excavadoras, deben supervisar que las excavaciones se realicen correctamente. “Debemos asegurarnos de que hagan bien su trabajo”, dice Aguilar, quien ha adoptado la historia de una mujer desaparecida para honrar su memoria. A pesar de la llegada de personal forense, las implicaciones de cada búsqueda son desgastantes, y la desconfianza en las autoridades resuena en voces de aquellos que buscan a sus seres queridos.
Desde el mes de noviembre, la situación revela un cambio preocupante en las tácticas de los grupos delictivos. Los métodos para ocultar a las víctimas han evolucionado; en diversas fosas, los cadáveres han sido hallados en bolsas y costales, un fenómeno que se ha evidenciado en las últimas excavaciones en las colonias de la zona. En Arroyo Hondo, se encontraron 47 bolsas, mientras que en Las Agujas, otras 270. La escalofriante realidad es que, a escasos kilómetros de un estadio mundialista, se desarrollan actividades que evidencian una crisis de violencia profundamente arraigada.
Los habitantes del área, así como los colectivos de búsqueda, han sentido un cambio en la dinámica de la ciudad, en medio de un proceso de embellecimiento propiciado por el gobierno estatal de cara a la celebración del mundial. “Estamos viviendo un proceso de blanqueamiento”, sentencia Aguilar, quien lamenta que el avance de las obras en Guadalajara se produzca mientras las familias continúan enfrentando la dura realidad de la desaparición.
Mientras las excavaciones continúan, el trabajo del colectivo Guerreros Buscadores es un recordatorio de la lucha incansable contra el olvido. Sus miembros, muchas veces las mismas familias de las víctimas, recurren a la tierra en busca de verdad y justicia, impulsados por una tristeza profunda y un deseo de respuestas. “A veces sentimos más miedo del Gobierno que del narco”, reflexiona Aguilar, señalando la desconfianza que envuelve su labor.
La situación en Jalisco no es únicamente una cifra alarmante; es un reflejo de un sufrimiento humano que no puede ser ignorado. La búsqueda de justicia se convierte, entonces, en una lucha continua, marcada por el coraje de quienes se niegan a rendirse ante la adversidad. El contexto de la violencia en México sigue haciendo eco, mientras los colectivos continúan su labor, recordando que cada bolsa y cada fosa son, detrás de la estadística, historias de vida, de lucha y, sobre todo, de esperanza.
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