Las economías de América Latina se encuentran en un periodo de crecimiento mediocre que plantea serias preocupaciones sobre su futuro. Durante la presentación del Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe, se advirtió que la región ha atravesado cuatro años de estancamiento económico y enfrenta numerosas trampas que obstaculizan su desarrollo. De acuerdo con proyecciones, el crecimiento para 2025 se espera que alcance un modesto 2,4%, disminuyendo apenas a un 2,3% en 2026.
Uno de los obstáculos más significativos radica en la débil capacidad de crecimiento que ha caracterizado a la región en lo que va del siglo. Desde 2014, tras el colapso de los precios de las commodities, se ha evidenciado una tendencia preocupante en la reducción del crecimiento, que se ha promediado en apenas un 0,9% anual entre 2014 y 2023. Este fenómeno recuerda a la llamada “década perdida” de los años ochenta, donde el crecimiento apenas alcanzó 2% durante un periodo similar.
Adicionalmente, la alta desigualdad y la insuficiente movilidad social complican aún más la situación. Los patrones de crecimiento, inadecuados para generar empleos de calidad o mejorar los ingresos fiscales, están provocando un retroceso en la pobreza y un estancamiento en el desarrollo humano. Si no se implementan cambios significativos, podría temerse que la próxima década se convierta en otra era de estancamiento.
Frente a estas adversidades, ¿qué pueden hacer los gobiernos latinoamericanos para impulsar el crecimiento? La clave radica en fortalecer la gobernanza y fomentar la colaboración entre los sectores público y privado. Invertir en infraestructura, ciencia, tecnología e innovación, así como en educación y desarrollo del talento humano, es fundamental para revertir esta tendencia.
Las nuevas políticas arancelarias de Estados Unidos también están teniendo un efecto palpable en las economías de la región, limitando las exportaciones y generando un ambiente de incertidumbre. Sin embargo, ciertos países han logrado adaptarse y renegociar algunos de estos aranceles, lo que ha mitigado el impacto a corto plazo. En contraste, la guerra comercial entre Estados Unidos y China presenta tanto desafíos como oportunidades para América Latina, que podría ver beneficios al posicionarse mejor que sus competidores asiáticos en ciertos sectores.
Un análisis de los crecimientos específicos en la región revela un panorama variado. Brasil y México exhiben un crecimiento plano, mientras que Argentina ha experimentado un repunte del 4,3%, gracias a una reciente reducción de la inflación y a la producción récord de petróleo y gas en Vaca Muerta. El gobierno argentino ha adoptado medidas que han dinamizado el consumo, a pesar de que los salarios no han aumentado.
Por otro lado, México enfrenta problemas de crecimiento vinculados a la caída de las inversiones, impulsada por la incertidumbre derivada de su relación con Estados Unidos. El comercio sigue siendo el motor del crecimiento mexicano, y la interdependencia entre ambos países es innegable. Así, lo que perjudica a México también puede afectar a Estados Unidos, sugiriendo una necesidad de colaboración y adaptación conjunta.
Con el telón de fondo de una economía global inestable, se identifican tanto aspectos negativos como positivos para la región. Si bien la inflación ha ido en descenso y las tasas de interés están bajando, el crecimiento sigue siendo insuficiente, con una informalidad laboral alarmantemente alta y un espacio fiscal limitado para inversiones.
A medida que el mundo avanza hacia 2026, los desafíos se amplían, pero las oportunidades también pueden surgir de la adversidad. La resiliencia y la capacidad de adaptación serán esenciales para que América Latina no solo supere el estancamiento, sino que también construya un futuro sostenible y próspero.
Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram o visitar nuestra página oficial. No olvides comentar sobre este articulo directamente en la parte inferior de esta página, tu comentario es muy importante para nuestra área de redacción y nuestros lectores.


