La economía mexicana en 2025 ha mostrado un panorama de claroscuros, combinando desafíos significativos en el crecimiento económico y la generación de empleo formal con una notable estabilidad en los indicadores macroeconómicos y financieros. A medida que se aproxima el final del año, resulta esencial analizar los resultados y las proyecciones que han marcado este periodo.
Las expectativas inicialmente planteadas por el Gobierno mexicano a finales de 2024 anticipaban un crecimiento económico entre el 2% y el 3%, impulsado por la inversión privada y un presupuesto diseñado para fomentar el desarrollo integral del país. Sin embargo, la realidad ha superado las predicciones pesimistas, con un crecimiento real que apenas alcanzará el 0,3%, muy por debajo de cualquier pronóstico emitido.
En cuanto a la generación de empleo formal, las estimaciones señalaban la creación de entre 340,000 y 540,000 empleos afiliados al IMSS para este año. No obstante, las proyecciones de creación de nuevos puestos de trabajo han sido igualmente sombrías. Las cifras actuales sugieren que solo se crearán alrededor de 160,000 empleos, lo que representa un drástico descenso al compararlo con las expectativas iniciales.
A pesar de estos resultados desfavorables en el crecimiento y el empleo, la economía mexicana ha mantenido una notable estabilidad en áreas clave. En el ámbito de la inflación, si bien las proyecciones iniciales del Banco de México apuntaban a una cifra del 3% para finales de 2025, los analistas del sector privado habían estimado una tasa del 3.8%. A la fecha, la inflación ha cerrado en un 3.8%, alineándose con las proyecciones más conservadoras del sector privado.
El tipo de cambio también ha sido un punto positivo. Mientras que las previsiones gubernamentales habían establecido un tipo de cambio de 18.5 pesos por dólar, los analistas esperaban un cierre de 20.5 pesos por dólar. Sin embargo, el cierre real se ha mantenido por debajo de 18.5 pesos, evidenciando una fortaleza inesperada de la moneda nacional frente a las proyecciones pesimistas.
Otro aspecto notable ha sido la reducción de la tasa de interés por parte del Banco de México, que ha disminuido a 7%, muy por debajo de las expectativas que rondaban el 8% entre los analistas. Esta decisión refleja un enfoque prudente en la política monetaria en un contexto de crecimiento débil.
El sector externo también ha mostrado resultados favorables. Las proyecciones de un déficit comercial de 11,700 millones de dólares se han moderado, con cifras acumuladas que indican un déficit de solo 2,300 millones hasta octubre.
En conclusión, la economía mexicana en 2025 ha estado marcada por una notable debilidad en su crecimiento y generación de empleo, contrastada con una sorprendente estabilidad en sus indicadores macroeconómicos. Estos resultados son el reflejo de una política económica que ha generado señales inconsistentes hacia el sector privado, lo que ha desalentado la inversión crucial para un crecimiento robusto. Mientras esta situación persista, el país se verá atrapado en una trayectoria de bajo crecimiento, aunque con una estabilidad macroeconómica que, si bien no es ideal, tampoco marca una catástrofe inminente.
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