Voluntarios protegen abejas solitarias en CDMX

México se erige como un bastión de biodiversidad, al situarse como el segundo país con mayor variedad de abejas nativas, albergando alrededor de 2,100 especies, que representan aproximadamente el 10% a nivel mundial, según datos de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio). Este impresionante patrimonio natural se destaca en el trabajo de proyectos como Refugio, cuya misión es promover la conservación de estas polinizadoras esenciales a través de la educación y la creación de hábitats adecuados.

En un entorno donde la amenaza a las abejas se intensifica, especialmente frente a la expansión de especies exóticas como las abejas europeas, Refugio ha desarrollado un innovador taller titulado “Creación de un Jardín para Polinizadores Nativos”. Este taller, que se lleva a cabo en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en la Ciudad de México, se dedica a educar a estudiantes y profesores sobre la diferencia crucial entre las abejas nativas y sus contrapartes no autóctonas. Los participantes aprenden sobre la importancia de estas abejas en los ecosistemas locales y cómo su conservación es vital para el futuro de la agricultura y la biodiversidad.

El proyecto ha dado pasos concretos al instalar sus primeros prototipos de casitas de madera para abejas polinizadoras solitarias en el Huerto Tlatelolco, un centro educativo y de producción agroecológica. Este espacio no solo se dedica al cultivo de frutas y verduras para el autoconsumo, sino que también promueve la siembra de plantas nativas, como la salvia mexicana, y la creación de jardines polinizadores. Con estas iniciativas, Refugio no solo busca proteger a las abejas, sino también educar a la comunidad sobre su valor indispensable.

A medida que México avanza en su compromiso con el desarrollo sostenible, acciones como las de Refugio significan más que la mera conservación de especies; representan un esfuerzo integral por revitalizar las conexiones entre los ecosistemas y las comunidades. La labor que se realiza hoy no solo tiene un impacto inmediato, sino que sienta las bases para un futuro donde la diversidad biológica y la educación ambiental sean pilares fundamentales de la sociedad.

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