Raúl Tamez, talentoso coreógrafo y cofundador de La Infinita Compañía, ha destacado el papel crucial de la danza contemporánea como medio para conectar con un público diverso y amplio. En sus más de dos décadas de carrera, Tamez ha llevado a cabo un ambicioso proyecto que busca hacer que la danza sea accesible y relevante para todos, transformando el panorama cultural en México.
El impacto de su labor se ha visto reflejado en el éxito de obras como Réquiem de Mozart, Madame Butterfly, Anónima, El cisne negro y Drácula, presentadas en destacados lugares como el Instituto Cultural Helénico, el Castillo de Chapultepec y la emblemática sala principal del Palacio de Bellas Artes. Tamez enfatiza la importancia de atraer a nuevas audiencias, proponiendo que la danza contemporánea debe hablarles de manera directa, utilizando narrativas que resuenen con sus experiencias.
La Infinita Compañía ha logrado exponentes de atractivo masivo, superando las expectativas de asistencia en funciones, donde se han registrado públicos de hasta mil personas. Esto es notable, considerando que estas cifras no se habían alcanzado en la danza contemporánea desde los tiempos del Ballet Teatro del Espacio. Tamez subraya la relevancia de innovar y de pensar en el espectador moderno al crear nuevas piezas.
Con su obra Flores negras para Violeta, Tamez ha explorado temáticas sensibles y necesarias, como la violencia de género, ganando así el Premio Nacional de Danza Guillermo Arriaga en la categoría de Trayectoria Consolidada. En su coreografía, aborda la vida de Violeta Parra mediante potentes imágenes que evocan velorios, la infancia y simbolismos diversos, presentando una crítica clara a las injusticias que enfrentan las mujeres a lo largo del tiempo.
Tamez aclara que su obra no busca hacer apología de la violencia, sino que invita a la reflexión sobre la lucha femenina y los avances en la igualdad de género. Los desafíos que presenta la coreografía son innovadores; por ejemplo, invierte los roles de género, generando así un espacio para la discusión y la confrontación de las normas.
El coreógrafo también destaca la necesidad de que los nuevos creadores en el ámbito dancístico se enfrenten a una lucha constante, transitando un arduo camino para consolidarse en el sector. Según Tamez, ser coreógrafo en México implica no solo la creación artística, sino también convertirse en gestor cultural y productor, dada la falta de un apoyo institucional robusto.
Con planes emocionantes en el horizonte, como presentar Flores negras para Violeta en el teatro Varsovia en 2026, Tamez sigue siendo una figura integral en la escena de la danza contemporánea. Su dedicación y pasión no solo inspiran a sus colegas, sino que también abren puertas a nuevas voces y perspectivas en este campo artístico, fomentando así un diálogo necesario y enriquecedor.
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