Razones para mejorar el software en redes eléctricas.

La infraestructura eléctrica, un componente esencial de la sociedad moderna, ha pasado de ser una entidad casi invisible a convertirse en el centro de atención. En los últimos años, fenómenos como los incendios en California y las heladas en Texas han evidenciado la vulnerabilidad de nuestra red eléctrica. Este cambio de perspectiva se intensificó en 2025, cuando se generaron inquietudes sobre la demanda, el suministro, los precios y el agotamiento de recursos naturales, impulsando una ola de nuevas startups que ofrecen soluciones basadas en software.

En ese año, las tarifas eléctricas en los Estados Unidos aumentaron un 13%, impulsadas por un auge en la inteligencia artificial que se ha manifestado en iniciativas sorprendentes, como la reutilización de motores de jets supersónicos para centros de datos y proyectos que buscan transmitir energía solar desde el espacio. Concurrentemente, se proyecta que el consumo eléctrico de los centros de datos casi se triplicará en la próxima década, lo que ha generado frustración entre los consumidores y ha atraído la atención de grupos ambientalistas que exigen una moratoria en la construcción de nuevos proyectos. Las compañías de utilidades, que habían operado discretamente, ahora se ven presionadas a modernizar la red y expandir sus plantas para adaptarse a esta creciente carga.

En este contexto, startups como Gridcare y Yottar están colocando la mira en la capacidad no utilizada de la red eléctrica. Gridcare utiliza datos sobre líneas de transmisión, conexiones de fibra óptica y patrones meteorológicos para optimizar la búsqueda de nuevas localizaciones en las que pueda intervenir, mientras que Yottar ayuda a los usuarios de tamaño medio a encontrar rápidamente dónde puede haber capacidad disponible.

Otras empresas están transformando la manera en que se gestiona la energía, utilizando software para conectar una vasta cantidad de baterías distribuidas por la red y crear plantas de energía virtuales que puedan proporcionar electricidad cuando más se necesita. Base Power, por ejemplo, está estableciendo un sistema en Texas que permite a los propietarios de viviendas arrendar baterías a precios accesibles, beneficiando a ambos: los propietarios pueden usar estas baterías como respaldo ante cortes de energía, mientras que la empresa puede capitalizar su capacidad agregada. Terralayr, por su parte, utiliza un enfoque similar al combinar activos de almacenamiento ya instalados en la red alemana.

Se están desarrollando nuevas soluciones tecnológicas para integrar y coordinar fuentes de energía distribuidas, como el viento y la energía solar. Startups como Texture, Uplight y Camus están creando capas de software que buscan maximizar la contribución de estos recursos a la red. Además, empresas como Nvidia y Google están incursionando en el uso de inteligencia artificial para modernizar partes de la infraestructura eléctrica que requieren actualización.

A pesar de que estos avances significativos no se materializarán de inmediato, el año 2026 se presenta como un punto de inflexión potencial. Las compañías de utilidades suelen ser reacias a adoptar nuevas tecnologías por la preocupación de garantizar la fiabilidad. Sin embargo, aunque la inversión en infraestructura nueva es costosa y a largo plazo, el software ofrece una alternativa más económica, siempre que se logre superar los requisitos de fiabilidad.

La necesidad de rejuvenecer y ampliar la red eléctrica es innegable, especialmente considerando la proliferación de centros de datos y la electrificación de diversas áreas de la economía, incluyendo el transporte y la calefacción. Ignorar el potencial del software en estos escenarios podría resultar contraproducente. Es una herramienta que no solo es accesible y flexible, sino que también se puede desplegar con rapidez, algo esencial en el contexto actual.

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