Activistas y grupos comienzan búsqueda de desaparecidos en Ajusco

Activistas, bomberos, autoridades y expertos forenses han unido esfuerzos esta semana en una intensa búsqueda de restos humanos en una vasta área boscosa de la Ciudad de México. Esta acción se lleva a cabo en el Ajusco, un cerro de origen volcánico ubicado en el sur de la capital, donde según denuncias, se estima que están enterradas más de un centenar de personas desaparecidas.

La situación es alarmante y refleja la escala de la crisis de desapariciones en México, donde se reportan más de 127,000 casos, la mayoría asociados a la violencia desatada desde 2006 tras el lanzamiento de un operativo militar contra el narcotráfico. Araceli Olmedo Cruz, madre de un joven desaparecido, quien busca a su hijo Benjamín desde abril de 2024, explicó que la soledad de la zona facilita que presuntos criminales abandonen cuerpos en el lugar.

Junto a ella, Arnulfo García busca desesperadamente a su madre, Plácida, de quien no ha sabido nada en un año. “Hemos revisado zonas urbanas, pegado carteles… vine a Ajusco por la esperanza de encontrar apoyo”, compartió.

Las jornadas de búsqueda, que se prolongarán hasta el 31 de octubre, han sido organizadas y anunciadas por distintos colectivos. Aunque la Ciudad de México no ha registrado hallazgos de fosas clandestinas como en otros estados, aumentan las denuncias sobre el uso del Ajusco como un sitio para ocultar cadáveres. Las estimaciones de los colectivos varían entre 130 y 150 cuerpos potencialmente enterrados en esta área.

Con 430 personas participando, la búsqueda se realizó en secciones bajo la guía de expertos en la zona y con la presencia de agentes armados de la fiscalía capitalina. Mientras algunos buscadores se armaban de palas y horquillas para escarbar la tierra, otros utilizaban machetes y maquinaria pesada para despejar el denso matorral que cubre el terreno.

El pasado 21 de octubre, el Comité de la ONU contra la Desaparición Forzada alertó sobre el fenómeno de “desapariciones sistemáticas” en México, poniendo de manifiesto la urgencia y la gravedad de la situación.

Con cada jornada de búsqueda, la voz de las familias se vuelve más potente. Esta lucha por la verdad y la justicia no solo busca recuerdos de seres queridos perdidos, sino que también destaca la necesidad de acción y atención ante una crisis humanitaria que persiste en el país. La esperanza de encontrar respuestas continúa siendo el motor que impulsa a aquellos que no cesan en su búsqueda.

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