El gobierno de los Estados Unidos ha realizado una inversión significativa de $8.9 mil millones en Intel, adquiriendo una participación del 9.9% en la compañía, según un comunicado de prensa emitido el pasado viernes. Esta inyección de capital está compuesta por $5.7 mil millones en subvenciones que Intel recibió bajo la Ley CHIPS de 2022, así como $3.2 mil millones correspondientes al programa Secure Enclave.
La noticia surge en un contexto donde el expresidente Trump destacó el acuerdo durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, afirmando que había sugerido que Intel debería pagar al país el 10% de su valor, cifra que estimó en alrededor de $10 mil millones. Según Trump, el acuerdo es “fantástico” para la empresa, destacando que el CEO de Intel, Lip-Bu Tan, había llegado a la reunión en una posición vulnerable debido a la presión sobre su administración, especialmente por sus vínculos financieros con China.
Trump, junto al Secretario de Comercio de EE.UU., Howard Lutnick, ha enfatizado que esta decisión tiene como objetivo revitalizar a la compañía de semiconductores, que enfrenta desafíos significativos, y reducir la dependencia del país de la producción china.
El profesor Brian Quinn, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Boston, ha expresado su preocupación sobre la naturaleza del acuerdo, enfatizando que la elección de acciones comunes por parte del gobierno en lugar de acciones preferentes podría no garantizar un retorno efectivo para los contribuyentes. La falta de dividendos obligatorios en acciones comunes deja dudas sobre cómo se protegerán los intereses públicos.
La intervención del gobierno en la industria tecnológica es inusual, aunque no sin precedentes. El profesor Timothy Meyer, de la Universidad de Duke, subraya que, a diferencia de las intervenciones en la industria automotriz tras la crisis de 2008, esta situación no responde a una crisis financiera generalizada, sino a las necesidades específicas de Intel para aumentar su participación en el mercado.
En un tono de optimismo, Trump hizo eco de su satisfacción en su cuenta de Truth Social, resaltando que “los Estados Unidos no pagaron nada por estas acciones, que ahora están valoradas en aproximadamente $11 mil millones”, enfatizando que el futuro de la nación depende de la industria de semiconductores, la cual considera fundamental para la seguridad y prosperidad del país.
Este contenido, publicado originalmente el 22 de agosto de 2025, muestra no solo la ambición del gobierno estadounidense para fortalecer su industria tecnológica, sino también la tensión inherente en los acuerdos entre el sector público y privado en un contexto global cambiante.
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