Descubrimientos recientes de científicos en el sitio arqueológico de Chichen Itzá en México aportan información precisa y objetiva acerca de la práctica de sacrificio infantil llevada a cabo por los mayas en la antigüedad. El ADN descubierto en los restos de 26 niños y niñas, que fueron sacrificados aproximadamente hace 1,000 años, revela que éstos eran traídos de diversas regiones y culturas mayas, demostrando que la práctica iba más allá de un solo grupo étnico.
Entre la nueva información proporcionada por los científicos, se encontró que al menos uno de los niños era originario del actual México central y uno de los grupos de niño encontrados procedía de la costa meridional del actual México. Además, se descubrió que la mayoría de los niños y niñas sacrificados eran menores de 5 años.
Esta práctica de sacrificio infantil, aunque encontrada en varios sitios arqueológicos mayas, ha sido considerada como una de las formas más inusuales de sacrificio humano. Sin embargo, gracias a los avances tecnológicos, esta práctica ahora puede ser mejor comprendida.
El estudio, publicado en la revista “Nature”, ha generado un gran interés en el mundo de la arqueología y antropología, ya que la nueva información ayuda a mejorar la comprensión de la compleja religión y sociedad maya, y la variedad cultural presente en el mundo precolombino.
Aunque es difícil no hacer conclusiones personales y subjetivas acerca del tema, es importante enfatizar la objetividad del estudio y la información proporcionada por los científicos. Este hallazgo es una importante contribución al conocimiento de la práctica religiosa y cultural de los mayas, así como una oportunidad para reflexionar sobre la naturaleza humana y nuestra comprensión de otras culturas.
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