Los sindicatos presentes en BBVA celebraron la semana pasada el éxito de las indemnizaciones que lograron arrancar al banco en su expediente de regulación de empleo (ERE). Las negociaciones comenzaron mal, bastante mal, tanto que llevó a los representantes de la plantilla a convocar una huelga en el banco, algo que no ocurría en el sector desde hacía más de 30 años. Pero al final se consiguió un pacto que llevó a los sindicatos a definirlo como “un muy buen acuerdo”.
La firma que preside Carlos Torres propuso inicialmente un ERE que afectaba a 3.800 empleados, con un cupo de salidas para los mayores de 50 años. Al final, el tope prácticamente se quedó en simbólico y se redujo en casi 1.000 el número de salidas. Y lo que parecía ya enterrado, las prejubilaciones de oro de hace años, volvió a protagonizar el acuerdo alcanzado con entre la entidad y los sindicatos. Los empleados que tengan entre 50 y 52 años podrán llevarse hasta 320.000 euros.
El ERE firmado será más costoso que los llevados a cabo por Banco Santander en los últimos años, y mete presión a la dirección de CaixaBank, entidad que también negocia la salida, en este caso de 7.400 empleados. Los sindicatos ya se encargaron, de hecho, de advertir a la firma que preside José Ignacio Goirigolzarri sobre ello.
Pero no será el único: otras entidades volverán a dar otra vuelta de tuerca al número de empleados que tienen en sus plantillas.
Según varios bancos de inversión, todavía quedan varias oficinas por clausurar en España.