El expresidente de Argentina, Alberto Fernández, se enfrenta a un juicio oral por presuntos actos de violencia de género contra su exesposa, Fabiola Yáñez, después de que un tribunal de segunda instancia rechazara su apelación para evitar el proceso. El fallo, dictado el martes por dos votos contra uno, significa que no hay posibilidad de nuevos reclamos de la defensa, lo que permitirá al juez Fabián Ercolini fijar una fecha para el juicio, que se espera ocurra en los próximos 60 días.
Fernández está acusado de amenazas y lesiones graves contra Yáñez, las cuales habrían ocurrido entre 2019 y 2023, mientras ambos compartían la residencia presidencial de Olivos. La acusación se basa en dos episodios de violencia física: el primero, un golpe de puño en el ojo de Yáñez en junio de 2021, y el segundo, un forcejeo al día siguiente que dejó hematomas en su brazo. Yáñez documentó las lesiones con fotografías, que fueron enviadas a María Cantero, secretaria del presidente y amiga cercana, quien se convirtió en un testigo clave al entregar las imágenes al juez durante una investigación separada.
El tribunal que rechazó la apelación del exmandatario destacó que las pruebas presentadas eran suficientes y no sólo indicios, como argumentó la defensa de Fernández. El juez Eduardo Farah subrayó que la acusación era sólida y no vaga, mientras que el juez Roberto Boico presentó una postura disidente, sugiriendo la falta de mérito para avanzar en el juicio debido a que, en su opinión, el caso estaba sesgado al omitir pruebas que refutarían las acusaciones.
Además de las agresiones físicas, el juez Ercolini incluyó en su fallo denuncias de violencia psicológica, acoso y manipulaciones. A lo largo de la relación, Fernández habría ejercido control y hostilidad sobre Yáñez, que además, según el fallo, sufrió de amenazas directas relacionadas con la vulnerabilidad económica de la expresidenta. Fernández, según el fallo, habría amenazado a Yáñez con “arruinarla” si no presentaba cargos en su contra, y le prometió ayuda económica a cambio de su silencio.
El expresidente, por su parte, ha insistido en su inocencia, argumentando que las lesiones fueron el resultado de caídas producto del consumo excesivo de alcohol y que la relación fue de “violencia de ida y vuelta”. En una reciente entrevista radial, Fernández rechazó categóricamente las acusaciones, afirmando que los golpes nunca ocurrieron y sugiriendo que Yáñez padece una enfermedad psiquiátrica.
El caso de Fernández ha generado una gran atención pública, no sólo por la figura política del expresidente, sino también por las serias acusaciones de violencia de género que enfrentó durante su relación con Yáñez. A medida que avance el juicio, los detalles del proceso se seguirán observando con atención, mientras la justicia argentina tendrá la tarea de determinar la veracidad de las acusaciones y la responsabilidad del exmandatario.
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