En el escenario mediático de la Cuarta Transformación, las tensiones entre los diversos grupos comunicacionales continúan en escalada. Recientemente, la discusión centrada en la administración del Canal Once ha cobrado relevancia, con la líder nacional de Morena, Luisa María Alcalde, advirtiendo sobre amenazas que se ciernen sobre esta estación de televisión pública del Politécnico Nacional.
Fuentes cercanas a Alcalde han informado que la periodista vinculada a La Jornada está presionando a los trabajadores del Canal Once para que consideren una huelga, una acción que podría paralizar las operaciones de la televisora. Este movimiento, respaldado por un grupo de comunicadores afines a Sanjuana Martínez, ha disminuido la armonía laboral, promoviendo un paro en señal de protesta contra la dirección de Renata Turrent y de Luisa Cantú en el área de noticias.
Las acusaciones son severas. Un artículo en Excélsior critica a varios funcionarios, incluyendo a Héctor Sánchez y Carlos Islas, a quienes se les señala como parte de un equipo disfuncional que ha generado molestia entre los empleados. La resistencia ha sido alimentada por la percepción que tienen algunos de que la cobertura informativa del Canal Once ha adoptado un enfoque excesivamente oficialista.
Esta situación se agrava por el respaldo público que Claudia Sheinbaum, presidenta de la Ciudad de México, ha otorgado a Turrent, elogiando su gestión y, en efecto, apoyando a Jesús Ramírez Cuevas y Jenaro Villamil en su manejo del presupuesto destinado a los medios estatales.
Los rumores sobre una estrategia del grupo de La Jornada, supuestamente para restringir la libertad de los comunicadores oficiales de la 4T, han acelerado la inquietud entre los actores implicados. En este contexto, la experiencia pasada de Alcalde con la situación en Notimex, un medio que cerró después de una prolongada huelga, añade un peso particular a sus advertencias sobre las dinámicas actuales.
Sanjuana Martínez, por su parte, defiende su postura argumentando que la huelga en Notimex fue dirigida en su contra por miembros considerados charros sindicales. Sin embargo, esto no impide que cruce acusaciones sobre intentos de boicot en sus esfuerzos por mantener el control sobre la cobertura mediática.
La contienda en el terreno de los medios públicos parece estar lejos de resolverse, lo que promete importantes repercusiones en la forma en que la información es gestionada y presentada en el contexto de la Cuarta Transformación. Mientras tanto, se abre un nuevo capítulo en esta guerra comunicacional, donde el acceso a la verdad y la transparencia están en juego.
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