Lo que en un principio era una primera ronda relativamente anodina del torneo de Acapulco o, en todo caso, un día en el que Alexander Zverev jugó con fuego y estuvo no muy lejos de quemarse, acabó convirtiéndose en un trasnoche histórico para el tenis. El alemán, número tres del mundo, se rehízo y terminó con la resistencia del estadounidense Jason Brooksby, derrotado por 3-6, 7-6(10) y 6-2. Salvó así una eliminación que le hubiera impedido defender el título obtenido el curso pasado. Hasta ahí todo normal, más allá del apuro. Sin embargo, cuando Zverev despidió un último saquetazo y el rival restó demasiado largo, out, el reloj marcaba las 4.55 de la madrugada, hora local, lo que convierte el duelo en el que más tarde ha acabado nunca en la historia de la raqueta.
Entonces, en las gradas del nuevo recinto que acoge el torneo mexicano (Pista Estadio) solo quedaban unos pocos osados que desafiaban a la nocturnidad y que, al consultar sus teléfonos móviles, se cercioraron de que habían presenciado un hecho extraordinario. Hasta ahora, el encuentro más tardío era el que protagonizaron hace 14 años el australiano Lleyton Hewitt y el chipriota Marcos Baghdatis en el Open de Australia de 2008, cuando el segundo levantó la bandera blanca en la tercera ronda (4-6 7-5 7-5 6-7(4) y 6-3) y el electrónico de la Rod Laver Arena de Melbourne marcaba las 4.34.
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