En un giro esperado, el Gobierno mexicano recibió un respiro tras la reciente prórroga de 90 días de Donald Trump respecto a los aranceles. Aunque la situación sigue siendo incierta, Claudia Sheinbaum considera esta extensión como un avance significativo. La administración de Trump ha mostrado intenciones de utilizar la política comercial como herramienta de presión, complicando así la renegociación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Una noticia relevante llegó este jueves desde Estados Unidos, donde el Tribunal de Apelaciones ha puesto en tela de juicio la capacidad del presidente para aplicar políticas arancelarias sin el consentimiento del Congreso. Este desarrollo podría tener implicaciones sustanciales: si el tribunal decide limitar los poderes de Trump, los acuerdos comerciales recientes podrían quedar en entredicho. Un tribunal de primera instancia ha insistido en que la Constitución establece que es responsabilidad del Congreso regular la política comercial.
Este contexto también es crítico en relación a futuros litigios, en especial aquellos impulsados por pequeñas y medianas empresas. Uno de los principales casos se refiere a la capacidad de Trump para imponer aranceles basados en criterios no comerciales, con ejemplos como el de Brasil, un país con el cual Estados Unidos mantiene un superávit comercial, pero que se enfrenta a aranceles del 50% debido a decisiones del expresidente Jair Bolsonaro.
Frente a un Trump que parece involucrar a la Casa Blanca con el Partido Republicano, el Gobierno de México espera que la resolución de esta guerra comercial dependa de las decisiones judiciales. Mientras tanto, Sheinbaum reitera su prudencia ante una posible intervención de Washington en temas de seguridad interna; permitir esta injerencia podría dar a Estados Unidos una ventaja adicional en la relación bilateral.
Con la prórroga anunciada, la estrategia de Sheinbaum de no reaccionar con advertencias de aranceles recíprocos parece fortalecerse. Esto contrasta con el primer ministro canadiense, Mark Carney, quien ha abordado la cuestión de reconocer un estado palestino, lo que provocó la furia inmediata de Trump. Canadá se enfrenta a serias dificultades arancelarias, con un impuesto del 35% aplicable a todo comercio fuera del T-MEC, sustentado en una supuesta falta de acción contra el tráfico de fentanilo.
En el ámbito político interno, la situación es igualmente crítica. Sheinbaum finaliza una semana agitada en el seno de su movimiento, donde su capacidad para manejar la presión de Trump le otorga una notable fortaleza. Con rumores sobre arrestos y otras controversias en juego, demuestra que puede ofrecer un margen de maniobra en un escenario donde otras figuras políticas enfrentan obstáculos más complejos.
A medida que los días avanzan, todo apunta a que la Casa Blanca continuará siendo un punto focal en las políticas comerciales de México. La administración de Sheinbaum, por tanto, debe maniobrar con cuidado entre los impulsos de Washington para consolidar su posición interna y responder a los desafíos que puedan surgir en el futuro inmediato.
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