En una reciente intervención, el CEO de OpenAI, Sam Altman, ha planteado una visión audaz respecto al futuro de la inteligencia artificial. Según sus proyecciones, ChatGPT, la innovadora herramienta de chat de la empresa, podría llegar a tener más conversaciones diarias que la suma total de diálogos entre todos los seres humanos. La escala de este fenómeno es, sin duda, monumental.
Durante un encuentro con periodistas en San Francisco, Altman indicó: “Si seguimos proyectando nuestro crecimiento, pronto miles de millones de personas interactuarán a diario con ChatGPT.” Asimismo, destacó que la variedad de interacciones que se generan requiere una personalización más profunda, advirtiendo que “no es razonable esperar que un solo modelo, con una personalidad o estilo unificado, sirva para todas las conversaciones”.
Estas declaraciones se dieron en el contexto del lanzamiento de GPT-5, un modelo que generó revuelo debido a las quejas de algunos usuarios que percibían un cambio en el tono y la actitud de la inteligencia artificial. Esta reacción llevó a OpenAI a reintroducir el acceso a su predecesor, GPT-4o, luego de que muchos expresaran descontento.
Desde su lanzamiento en noviembre de 2022, ChatGPT se ha establecido como el producto tecnológico de más rápido crecimiento en la historia, desatando optimismo sobre la posibilidad de crear máquinas con un nivel de inteligencia comparable al humano. Sin embargo, Altman admitió que la empresa no anticipó el impacto que tendría la modificación del tono del nuevo modelo en los usuarios, proponiendo que se incorporarán opciones de personalización para adaptarse a la diversidad de necesidades y preferencias de los consumidores.
Durante la conversación, el CEO también se refirió a la existencia de una burbuja en el ámbito de la inteligencia artificial, pero resaltó que esto no debe subestimar el potencial transformador de la tecnología. “Cuando surgen burbujas, las personas inteligentes tienden a sobreestimar un elemento de verdad,” afirmó, comparando la situación actual con momentos decisivos en la historia de la tecnología, como la explosión de Internet.
Altman mencionó que OpenAI podría invertir trillones de dólares en centros de datos en un futuro cercano, lo que podría llevar a una serie de cuestionamientos económicos sobre la viabilidad de tales gastos. “Es de esperar que un grupo de economistas exprese su preocupación, pero nosotros simplemente diremos: ‘Déjennos hacer nuestro trabajo’,” declaró.
Al preguntar sobre la financiación de estos ambiciosos planes, Altman insinuó la posibilidad de desarrollar nuevos instrumentos financieros que la comunidad aún no ha logrado concebir. Aunque se espera que algunas inversiones en inteligencia artificial no den fruto, como ocurrió con ciertos proyectos durante el auge de las empresas de Internet, Altman confía en que las implicaciones positivas a largo plazo para la economía serán significativas.
A finales de marzo, OpenAI logró una notable recaudación de 40 mil millones de dólares, elevando su valoración a 300 mil millones. Si se concreta la hipotética venta de acciones, que permitiría a los empleados monetizar sus participaciones, la valoración de OpenAI podría ascender a 500 mil millones de dólares.
En conclusión, lo que está por venir en el ámbito de la inteligencia artificial es un territorio lleno de innovaciones y desafíos. La capacidad de adaptación y la personalización serán claves para enfrentar la creciente demanda de interacciones humanas con máquinas inteligentes en un mundo que cada vez parece más interconectado.
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