El Banco de México enfrenta un escenario complejo en medio de un entorno monetario cambiante. A pesar de un margen limitado para implementar políticas restrictivas, analistas de reconocidas instituciones, como Pantheon Macroeconomics y Goldman Sachs, coinciden en que el banco central podría considerar uno o dos recortes adicionales en la tasa de interés para garantizar la estabilidad económica.
Con la próxima reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) programada para el 17 de septiembre, se anticipa un recorte de 25 puntos base en la tasa, lo que podría influir en las decisiones del Banco de México una semana después, el 25 de septiembre. Si el banco mexicano opta por un nuevo recorte de 25 puntos base, podría mantener el diferencial con Estados Unidos, que actualmente se sitúa en 325 puntos base. Este diferencial, resultado de la diferencia entre la tasa nominal de México (7.75%) y la de Estados Unidos (que va del 4.25% al 4.50%), es crucial para atraer inversionistas en tiempos de incertidumbre.
El historial muestra que, antes de la pandemia, el diferencial alcanzaba los 400 puntos base, lo que significa que el nivel actual está por debajo de este estándar histórico. Aún con la posibilidad de acercarse a una postura neutral tras otro recorte, el margen seguirá restringido, según observan economistas.
A pesar de la necesidad de cuidar el diferencial para mantener la inversión, la inflación ha mostrado una “rigidez significativa”, especialmente en el sector de servicios. La inflación subyacente, que excluye precios volátiles, se ha mantenido alta, superando el 4% en los primeros ocho meses del año, y permanece estancada en 4.44% en julio y agosto, lo que genera preocupación en el ámbito económico.
Este fenómeno de inflación subyacente obligará al Banco de México a adoptar un enfoque cauteloso en su política monetaria, mirando con atención cómo converger la inflación hacia la meta del 3%. Por su parte, la brecha negativa del PIB y las débiles proyecciones de crecimiento no frenan el ciclo de normalización de la política monetaria, manteniendo expectativas de un ajuste en la tasa de interés hacia el 7.50% en la próxima decisión programada.
En resumen, el contexto actual pone de manifiesto que, ante la infuencia de políticas en Estados Unidos y las presiones inflacionarias internas, el Banco de México se enfrenta a la tarea delicada de equilibrar su política monetaria en un panorama que invita a la cautela, mientras busca asegurar la estabilidad económica en un entorno cambiante y desafiante.
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