Comprar la canasta básica en México se ha vuelto una tarea más costosa. Recientemente se informó que varios productos y alimentos han experimentado un aumento en su precio por cuarto mes consecutivo. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la canasta básica alimentaria subió un 4.4% en las ciudades y un 3.1% en el campo, mientras que la inflación general se situó en un 3.8%. De esta manera, el coste de la canasta básica en zonas urbanas alcanza los 4,809 pesos, mientras que en las rurales es de 3,447 pesos. Este aumento en el precio de los productos básicos ha superado la inflación general en las áreas urbanas, provocando una presión adicional sobre los hogares.
Una de las preocupaciones más relevantes es el crecimiento de la pobreza, que se ha incrementado especialmente en las zonas rurales. El encarecimiento de alimentos y bebidas, así como de productos consumidos fuera del hogar —que han subido un 7.6%—, es uno de los factores de este aumento. Productos como el bistec de res y la carne molida de res han registrado incrementos anuales del 18.8% y 17.5%, respectivamente. Además, otros elementos clave, como la leche pasteurizada y el transporte público, también han visto aumentos significativos, con variaciones de hasta el 10.7% en el costo de transporte y 13% en cuidados personales.
El valor de las Líneas de Pobreza Extremas también refleja esta situación: en noviembre de 2025, el costo necesario para cubrir la canasta alimentaria fue de 1,854.63 pesos para el ámbito rural y 2,462.71 pesos para el urbano. Es importante destacar que la canasta básica incluye productos esenciales para la nutrición mínima de un individuo, entre los que se encuentran aceite vegetal, arroz, atún, azúcar, carne de res, cebolla, frijoles, y más.
Este panorama plantea un grave desafío para la economía de muchas familias, que se ven obligadas a ajustar sus presupuestos ante la constante alza de precios. La situación se ha tornado delicada, ya que el rendimiento de los ingresos domésticos muchas veces no se alinea con el aumento de los costos.
La información revela, entre otras cosas, que las líneas de pobreza han disminuido ligeramente en 2.5 puntos porcentuales en el ámbito rural y 1.6 en el urbano. Sin embargo, el precio de la canasta básica sigue teniendo un impacto desproporcionado, exacerbando la desigualdad y limitando el acceso a una alimentación adecuada.
Con un futuro incierto y en constante cambio, es necesario seguir de cerca este fenómeno, que no solo afecta a las cifras económicas, sino también a la calidad de vida y nutrición de millones de mexicanos.
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