El conflicto entre Azerbaiyán y Rusia ha tomado un giro dramático con el anuncio del presidente azerbaiyano, Ilham Alíyev, quien ha declarado que su país interpondrá demandas en tribunales internacionales debido al trágico accidente del vuelo 8243 de Azerbaijan Airlines. Este avión, que se estrelló el 25 de diciembre del año pasado cerca de Aktau, Kazajistán, dejó un saldo devastador de 38 vidas perdidas.
Tras el accidente, Alíyev se dirigió a la nación y afirmó con firmeza que el avión fue derribado por Rusia, aunque no insinuó que tal acción hubiera sido intencionada. A pesar de las demandas presentadas ante Rusia inmediatamente después del siniestro, la respuesta de Moscú ha sido escasa. Según informaciones del medio azerbaiyano ‘Minval’, siete meses después del trágico evento, Azerbaiyán no ha obtenido respuestas adecuadas a sus peticiones.
El presidente azerbaiyano también criticó la falta de avance en la investigación por parte de las autoridades rusas, enfatizando que el fiscal general de Azerbaiyán ha solicitado colaboraciones al jefe del Comité de Investigación ruso, recibiendo como única respuesta que las indagaciones siguen en curso. Alíyev calificó esta situación como contraproducente y reafirmó la intención de su país de llevar el asunto a instancias internacionales.
En sus declaraciones, Alíyev aclaró que Azerbaiyán tiene conocimiento claro de lo sucedido durante el vuelo y sostuvo que los funcionarios rusos poseen la misma información. Ante esta situación, el presidente cuestionó por qué Rusia no actúa de manera responsable, como lo haría cualquier vecino en circunstancias semejantes.
Las principales exigencias de Azerbaiyán incluyen una clara declaración de culpabilidad por parte de Rusia, la persecución legal de los responsables del derribo, el pago de indemnizaciones a las familias afectadas y una compensación por los daños causados a Azerbaijan Airlines. Un informe preliminar oficial divulgado el 4 de febrero confirmó que el accidente fue causado por un sistema de defensa antiaérea ruso, específicamente el Pantsir-S, lo que apunta a un error de los sistemas de defensa y destaca la complejidad de las relaciones bilaterales entre Azerbaiyán y Rusia.
La situación, llena de matices y con repercusiones en la diplomacia internacional, sigue en evolución. Se espera que el gobierno azerbaiyano avance en la preparación de su caso ante los tribunales, lo que podría alterar aún más la tensa relación entre ambos países. En un contexto en el que la justicia parece estar en un limbo, el presidente Alíyev ha manifestado la disposición de su país para esperar años si es necesario, pero reafirma su postulado de que “la justicia debe vencer”.
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