En un alarmante giro de los acontecimientos en el sector salud de México, se ha reportado que solamente el 0.2% de los hospitales en el país poseen acreditación oficial de calidad. Esta cifra, que refleja una preocupante disminución en la certificación de los centros hospitalarios, suscita interrogantes sobre la atención médica que reciben millones de ciudadanos y la capacidad del sistema para garantizar estándares adecuados de atención.
El fenómeno es aún más desconcertante considerando que la calidad hospitalaria no solo impacta la salud de los pacientes, sino que también influye en la confianza de la población hacia el sistema de salud pública. La acreditación de hospitales sirve como un pilar fundamental en la verificación de que estos establecimientos cumplan con los requisitos necesarios para brindar atención segura y efectiva. Sin embargo, la escasez de evaluación y certificación plantea serias preocupaciones sobre la infraestructura de salud en el país.
Un contexto más amplio revela que en años anteriores, el porcentaje de hospitales acreditados era más alto. Sin embargo, en la actualidad, la contracción en la certificación puede estar relacionada con diversas circunstancias, como la falta de recursos, la escasez de personal capacitado o la ineficacia en la implementación de políticas de salud pública. Este panorama se agrava por la creciente demanda de servicios de salud, en un país donde las enfermedades crónicas y las emergencias de salud pública han puesto a prueba a los sistemas de atención.
El impacto de la acreditación va más allá de la simple estadística; también afecta la financiación y el acceso a recursos imprescindibles para el funcionamiento de los hospitales. Las instituciones acreditadas tienden a recibir mayor respaldo y recursos de los gobiernos y organismos nacionales e internacionales, lo que se traduce en mejores servicios para los pacientes.
Ante esta grave situación, es fundamental que todos los actores involucrados—desde las autoridades de salud hasta los profesionales del sector—se alineen en la promoción y fortalecimiento de las acreditaciones hospitalarias. Impulsar una cultura de mejora continua y garantía de calidad no solo beneficiará a los hospitales en sí, sino que también resguardará la salud y el bienestar de la población mexicana en su conjunto.
Este es un momento crucial para evaluar el sistema de salud en México y adoptar soluciones innovadoras que vayan más allá de la simple revisión de acreditaciones. Son necesarios cambios estructurales que aseguren una atención médica de calidad en todos los niveles, priorizando siempre la salud del ciudadano como el eje central de cualquier política pública. La esperanza reside en una movilización tanto social como institucional que lleve a un resultado positivo en la certificación y, por ende, en la salud de todos.
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